Adolescencia y juventud en la comunidad
Juan Carlos Mercier, ministro de Hacienda del Gobierno de Carlos Reutemann Crédito: Archivo El Cronista Regional

Adolescencia y juventud en la comunidad

Quienes escribimos sobre problemas de actualidad de nuestro país, lo hacemos con críticas a la adolescencia, la juventud y a quienes ya han pasado esa edad tan preciosa, por lo que permanentemente escuchamos, vemos los desmanes que se le atribuyen y que lamentablemente es cierto: el robo, la drogadicción, el alcohol, los innumerables actos de riñas callejeras dentro del círculo que se desenvuelven y, donde sobre todo, no existe el respeto hacia los demás.

Ahora pregunto… ¿alguien se acuerda de aquellos jóvenes que se propusieron ser algo en la vida y de verdad lo consiguieron? Se sabe que en esta vida no hay cosas fáciles, pero si no le encontramos la vuelta de hecho será peor. Por ello quisiera en esta crítica, dejar bien sentado que a pesar de todo eso existen muchos jóvenes que dejan parte de su vida, de sus momentos lindos, en tratar de llegar a una profesión que les ayude a soportar todas las vicisitudes que se pueden presentar en el largo camino que deben recorrer, y que entre todos esos lugares existe un pueblo o ciudad pequeña como Laguna Paiva, que fue en su momento netamente ferroviario y que lamentablemente hoy no es así, pero puedo asegurar que siempre hemos contado con gran cantidad de jóvenes que nunca se amilanaron por la falta de trabajo, falta de ingresos en sus hogares, se propusieron y lo consiguieron, si bien es cierto con mucho sacrificio. Sus padres, sus abuelos fueron las columnas vertebrales para que así sea. Ellos están entre nosotros, algunos debieron emigrar pero claro que son hijos de este lugar, ejemplos para toda una comunidad y orgullo de sus padres.

Es real que nada se consigue porque si nomás, todo es voluntad, amor, sacrificio, ganas de ser alguien. Todo eso se conjuga para que un joven o adolescente no caiga en los vicios y que sigan luchando por mejorar toda esta situación que lamentablemente no condice con lo que debe ser la juventud, sus deseos de sumar intenciones para rescatar valores esenciales de la vida, ser mejores para así alcanzar cada uno los desafíos que la vida les presenta y con el tiempo poder llegar al sueño de un mundo más solidario y armónico. Se que se lo propusieron y está a la vista que lo consiguieron.

Para posibilitar un trato de igual a igual, debemos contar con funcionarios que si bien les puede resultar difícil esta tarea, lo ideal sería que se realicen encuentros cara a cara con aquellos adolescentes que torcieron el curso de su vida, que tomaron el camino del mal. Por ello es necesario imponer un control social directo sobre el accionar de todos aquellos que hoy nos causan problemas y tratar en lo posible de encontrar un modo de pacificarlos. Así tal vez, con el correr del tiempo, sean hombres útiles a la sociedad. Tengamos en cuenta que cualquiera puede sentirse molesto por la actitud de un joven en su manera de actuar, pero siempre es necesario tener en cuenta que se debe respetar el límite que existe en el otro y tratar de someterse a las leyes de una sociedad, no tomando justicia por propia mano. Para ello tenemos instituciones y centros de rehabilitación que se encargan de ello.

Por todo lo dicho y por todo lo que se seguirá diciendo de cualquier manera, breguemos por lo que la mayoría de toda esta juventud sea ejemplo de vida para todos aquellos quienes se han desviado por diversas circunstancias del sendero que tenían marcado desde que llegaron a este mundo.

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