Caso sobre Sida en la Justicia
La Red Argentina de personas viviendo con vih/sida Regional Centro, Rosario, quiere manifestar su opinión con respecto al caso judicial que fue de público conocimiento a partir de dos notas que aparecieron en sucesivos días publicadas en el diario LA CAPITAL a través de las cuales se informó sobre la sentencia en primera instacia que condenó a tres años prisión en suspenso a un hombre por lesiones gravísimas, al infectar con el virus del sida a su pareja hace alrededor de dos años.
Más allá de las alternativas del caso que obra en el expediente judicial y que comienza con una denuncia de la “víctima” a su novio por haber mantenido relaciones sexuales con ella sin protección y en consecuencia esta persona, una joven de 27 años, resultara infectada por el virus de inmuno deficiencia humana, queremos dejar sentado que en principio nos parece que se trata de un hecho que hace enteramente a la intimidad de las personas pero que desgraciadamente se ha judicializado, porque un juez de instrucción entendió que existía un hecho ilícito.
Nos parece un exceso sí, entrar a cuestionar el espíritu del juez que proceso, pues hoy la infección por vih no resulta una lesión gravísima en tanto y en cuanto un diagnóstico temprano, con los controles médicos pertinentes y un tratamiento adecuado permiten no enfermar de sida y el paciente puede vivir con el virus en forma asistomática durante toda su vida.
Afortunadamente hoy la infección por vih Sida puede considerarse una enfermedad crónica. Sin embargo lamentablemente se encuentra muy estigmatizada desde el punto de vista social, lo que da un contenido tremendamente negativo a las distintas circunstancias a través de las cuales las personas se infectan. Al decir del Dr. Ignacio Maglio esta problemática nos convierte a las personas que vivimos con vih en “peligrosos” y “riesgosos” según la manera en que nos infectamos (compartir jeringas y agujas, los “usuarios de drogas endovenosas”, relaciones sexuales sin proteccion los “promiscuos”) o en inocentes y víctimas (los que recibieron sangre tranfundida o las mujeres cuyas parejas resultaron ser usuarios de drogas) cuando en realidad cualquier persona puede estar expuesta al virus y desconocerlo. Por lo tanto cada uno es responsable del cuidado de su propia salud. Hay aquí tambien una responsabilidad social por la falta de suficientes recursos en el sistema de salud y de adecuados espacios de contención donde las personas puedan acudir para plantear problemas laborales o de discriminación, así como la existencia de dificultades para comunicar el diagnóstico o seguir un tratamiento. Es fundamental el diálogo en una pareja y mucho más importante es la confianza a la hora del cuidado de la salud , ya que esta debe ser una responsabilidad compartida.
Red Ar +, Rosario.