Desde la UNL buscan transformar la cáscara de soja en un estimulante para los cultivos
A un grupo de científicos de la Universidad Nacional del Litoral se les ocurrió realizar un bioestimulante para que las plantas crezcan más rápido y más fuertes. Crédito: Prensa UNL

Desde la UNL buscan transformar la cáscara de soja en un estimulante para los cultivos

Investigadores de tres facultades de la UNL desarrollan un bioestimulante para cultivos a partir de desechos del aceite de soja. El proceso permitirá ahorrar dinero en importaciones, dotar de mayor tecnología a las industrias y generar empleos.

Argentina es el tercer productor mundial de granos de soja, y Santa Fe es la tercera provincia productora a nivel nacional. Pese a la magnitud de la producción, una parte considerable de los subproductos sólidos de la molienda de la soja no es convenientemente valorizada y es casi totalmente exportada, desperdiciando su enorme poder biológico intrínseco. Un grupo de científicos de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) pensó cómo aprovecharlos y se les ocurrió realizar un bioestimulante para que las plantas crezcan más rápido y más fuertes.

Santa Fe es la tercera productora de soja a nivel nacional con un 18% del total anual (9,5 millones de toneladas). El 90% de los granos son procesados por la industria aceitera, se exporta el 60% del aceite obtenido y el restante transformado en biodiesel y en aceite refinado para consumo. Paralelamente, el residuo sólido aceitero, que contiene las proteínas del grano, es comercializado como harinas o expellers, siendo exportado casi totalmente y destinado a alimentación animal. En el proceso de producción del aceite desde el grano, varios residuos son generados y no convenientemente valorizados, desperdiciando el enorme poder biológico intrínseco que poseen y la posibilidad de asignarle valor tecnológico a la materia prima.

Ricardo Manzo, investigador de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ-UNL) y del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC) de UNL-Conicet, se refirió a los distintos procesos que se utilizan para producir aceite de soja y puntualizó que “ese proceso de molienda por calentamiento del grano para producir aceite, es como una especie de trituradora que genera lo que se denomina expeller (por su denominación en Inglés), que actualmente no se utiliza en nuestro país”.

“A partir de otros trabajos, más pequeños, con empresas de base tecnológica de la región que hemos realizado, identificamos que estaban buscando reemplazar un producto de origen importado pero que en muchos casos está elaborado a partir de nuestros propios granos de soja. Es decir, el mayor comprador de granos de soja en Argentina es China, ellos lo que hacen es darle valor agregado como bioestimulante y nos venden ese valor agregado”.

A partir de esta constatación, los investigadores de tres facultades de la UNL: de Ingeniería Química, Bioquímica y Ciencias Biológicas y Ciencias Veterinarias, comenzaron a desarrollar líneas de trabajo pensando en obtener un bioestimulante para optimizar la calidad de cultivos a partir de estos expeller de soja.

Actualmente este tipo de insumos son importados, a valores que pueden ser hasta diez veces superiores al que proponen nuestros científicos. El desarrollo local de esta tecnología no solo permitiría la sustitución de importaciones y la reducción de la dependencia de fertilizantes químicos, sino que también generaría empleo y desarrollo económico regional. “Al producirlo en la región le da más valor agregado al producto, les otorga mayor capacidad tecnológica a las industrias y también mejora su capacidad de compra y venta de ese tipo de productos”, redondeó Manzo.

¿Cómo lo harán?

El equipo usará un proceso que se llama hidrólisis enzimática. Es como una digestión hecha con enzimas -unas sustancias que aceleran reacciones- para descomponer la cáscara y el expeller de soja y liberar las moléculas que hacen crecer a las plantas.  El resultado serán unos líquidos o polvos que, al aplicarse a los cultivos, los ayudarán a crecer mejor, haciendo que se necesiten menos fertilizantes químicos.

El investigador de FIQ y el INTEC relató que comenzaron a trabajar interdisciplinariamente en 2023 y que han avanzado en distintas líneas; actualmente “hemos hecho algunas pruebas de evaluación de crecimiento con buenos resultados”, aseguró.  “Planteamos el proceso, pero para que el producto llegue al mercado necesita otros agregados, como por ejemplo la estabilidad en el tiempo, las condiciones en las que se producto se va a almacenar –lo que se llama vida estante- y después es necesario estudiar qué cantidad y en qué concentración se suministrará el bioestimulante en el suelo. Para llegar a esa formulación se necesita tiempo de desarrollo que dependerá de la capacidad de articulación de las instituciones públicas y privadas con las que trabajamos y del financiamiento”, expresó Manzo y estimó que aproximadamente llevaría unos tres años de trabajo para resultados.

Colaboración interdisciplinaria

En el proyecto, que se titula Producción de formulados promotores del crecimiento de plantas de interés agrícola-ganadero a partir de subproductos de la industria de la soja, participan científicos de tres facultades de la UNL: de Ingeniería Química, Bioquímica y Ciencias Biológicas y Ciencias Veterinarias, demostrando que la colaboración es la clave para hacer ciencia que impacte directamente en la economía y el medio ambiente.

La Facultad de Ingeniería Química (FIQ) aporta experiencia en hidrólisis enzimática, bioprocesos e ingeniería de escalado industrial.

La Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) contribuye con su know-how en biología molecular, expresión heteróloga y purificación de enzimas.

En tanto que la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV) suma la experiencia interdisciplinaria clave para el diseño experimental, el análisis estadístico y la validación agronómica de los formulados en cultivos de interés.

Proyectos en Red

Este proyecto que espera tener resultados palpables en el corto plazo es parte de la convocatoria UNL-Santa Fe proyectos CTI en Red, fruto del trabajo conjunto entre la Secretaría de Ciencia, Arte y Tecnología de la UNL y la Agencia Santafesina de Ciencia, Tecnología e Innovación (ASACTEI).

En la convocatoria 2024 se evaluaron 28 proyectos y se dispuso el financiamiento de 19 de ellos. Se trata de proyectos de investigación orientada a la generación de conocimiento con alto impacto, de interés económico, social y/o ambiental de la región centro-norte Litoral de la provincia de Santa Fe, y tienen una duración de hasta 18 meses.

A través de este instrumento se buscó relacionar grupos de investigadores o nodos de distintas facultades e institutos y favorecer la interdisciplina y multidisciplina en el abordaje del tema.

Los 19 proyectos que se encuentran en ejecución abordan temáticas de alto impacto regional como el tratamiento de los residuos en la industria cervecera; la elaboración de alimentos funcionales a partir de los residuos de pescados de río; la temática del dengue y su abordaje interdisciplinario para la toma de decisiones en políticas de salud pública; como así también, reciclaje en el gran Santa Fe, triquinosis; producción de bioenergía; salud reproductiva y contaminación de microplásticos, entre otras.

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