Desnutrición, otra mirada
Desnutrición, otra mirada

Desnutrición, otra mirada

Hace días que la desnutrición ocupa los titulares y primera plana de la prensa del país; que muchas veces con fines tendenciosos, manipula a la salud como un bien comerciable.

Esas caritas tristes y protagonistas de un cuento que precisamente no tiene un final feliz no sólo conmueven, sino que además silenciosamente piden urgente una respuesta de los espectadores.

Para los especialistas en nutrición existe una regla sin excepción: cuando hay desnutrición, ésta afecta principalmente a los menores de 5 años. Ello se debe a que atraviesan una etapa caracterizada por un acelerado crecimiento y desarrollo que se traduce en demandas nutritivas específicas y elevadas y, por ello, difíciles de cubrir. Además, estos niños dependen enteramente de terceros para alimentarse, que muchas veces no tienen los recursos económicos suficientes o carecen de un nivel cultural o de educación como para cumplir adecuadamente con ese rol.

Comprometidos en dar solución a los problemas que afectan la supervivencia de estos niños, desde agosto y hasta diciembre de este año, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias “Emilio Coni” de Santa Fe, centro colaborador de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), realiza en seis Centros de Salud de la ciudad capital una investigación cuyo objetivo es evaluar el impacto de la estrategia AIEPI en la evolución del Estado Nutricional de niños desnutridos, tarea de la cual estoy a cargo.

La estrategia Atención Integrada a las Enfermedades Prevalentes de la Infancia (AIEPI) que surgió como una iniciativa conjunta de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) está orientada a lograr que todos los menores de 5 años tengan acceso a medidas básicas de prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades más frecuentes, así como a las medidas generales de promoción de la salud. La aplicación de esta estrategia, tanto a través del personal y los servicios de salud, como en el hogar y la comunidad, puede asegurar que los beneficios de los conocimientos y la tecnología lleguen a millones de niños que aún no los reciben. En este marco de escasez de recursos, la estrategia AIEPI se convierte en una herramienta eficaz y sencilla para hacer frente de inmediato a esta problemática, ya que a través de sus componentes educativos ayuda a mejorar los conocimientos, actitudes y prácticas de la población en lo que se refiere a la alimentación y cuidado del niño en el hogar contribuyendo de esta forma a su adecuado crecimiento y desarrollo.

Si bien aún no hay resultados definitivos, el análisis parcial es muy alentador ya que la mayoría de los niños evaluados durante estos 3 meses, presentan mejorías de su Estado Nutricional a pesar de que su realidad inmediata no haya experimentado cambios favorables. ¿Cómo entender esto? Sencillo, porque la desnutrición TIENE SALIDA y lo más formidable es que ésta es económica. Las inversiones a realizar se limitan en tiempo, empatía, paciencia y compromiso.

Las dificultades en el acceso a los alimentos que presentan amplios sectores de la población tienden a multiplicarse, pero de muy poco serviría llenar de alimentos a estos niños si no se realizan paralelamente acciones orientadas a capacitar a las familias para que utilicen estos escasos recursos de manera óptima y puedan aprovechar al máximo su riqueza nutricional. En este sentido, la Educación Alimentario Nutricional (EAN) tiene como propósito desarrollar en las personas la capacidad para identificar sus problemas alimentarios-nutricionales, sus posibles causas y soluciones, y actuar en consecuencia, con el fin de contribuir a mejorar el estado nutricional personal, familiar y de la comunidad, con un espíritu de autorresponsabilidad y autocuidado.

Hoy se reconoce el papel trascendental de una buena alimentación en los primeros años de vida que puede contrarrestar los efectos de la pobreza en el desarrollo intelectual. Es necesario aclarar que como buena alimentación se entiende aquella que se caracteriza por ser armónica, adecuada, completa y suficiente. Sin embargo, el carácter multifactorial de la desnutrición, hace que con ello no alcance, debe estar acompañada de acciones tendientes a fortalecer los roles parentales, el desarrollo psicomotor y la estimulación temprana de los chicos hasta los 5 años. Lo que se pretende es ampliar las oportunidades para desarrollar nuevas habilidades sociales bajo la dirección de un familiar o algún otro adulto responsable.

Estamos convencidos que es imperante encarar soluciones estructurales y sin dilaciones para evitar una vez más el fracaso de las medidas adoptadas para ‘emparchar’ la realidad. Entonces cualquier intervención para ser de utilidad, debería ser sostenida, duradera e inmediata, ya que la mayoría de los niños mal alimentados enfrentan infortunios permanentes que pueden agravar los efectos de la desnutrición puesto que en general, viven en zonas de precarias condiciones ambientales y sus padres son trabajadores mal remunerados o desocupados.

Más allá del origen de este problema, lo relevante es que hoy las emergencias que exhiben estos sectores es un problema de todos y no de algunos y que requieren urgente de una acción superadora de tantos males que afectan a la sociedad argentina. Es simplemente una cuestión de comprometerse y actuar porque la salida está planteada.

Por María Celeste Nessier-Lic. en Nutrición.

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