El Instituto de Agrobiotecnología busca inversores en Wall Street
A pocos días de que la primera y única empresa de biotecnología agrícola argentina haga su debut en la bolsa de valores de Nueva York, las ministras de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Erica Hynes, y de la Producción, Alicia Ciciliani, se reunieron con Raquel Chan, la investigadora que estuvo en la génesis de la soja transgénica HB4, uno de los principales desarrollos de la compañía.
Las funcionarias recorrieron las instalaciones del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL-Conicet-UNL) donde Chan es directora y profundizaron sobre el origen de la investigación que permite a la compañía radicada en Rosario buscar financiamiento de inversores que operan en Wall Street por 100 millones de dólares, así como conocer el trabajo actual y las metas del instituto a futuro.
“Pocas veces se ve tan claro el trayecto completo de una investigación y el impacto que tiene la ciencia para el desarrollo de una región y un país”, dijo Hynes.
“En este caso, lo que comenzó como una investigación básica, que fue la caracterización de un gen, se trasladó después al mercado mediante un producto desarrollado de manera conjunta por un consorcio público-privado y ahora termina la cadena con la empresa cotizando en una bolsa extranjera”.
“Estos logros no solo nos producen mucho orgullo como santafesinos sino que permiten dimensionar la importancia de acompañar los proyectos innovadores que surgen en los diferentes espacios de investigación de la provincia”, agregó.
Ciciliani, por su parte, destacó que este tipo de desarrollos científicos tiene un alto impacto en la producción local. “La alianza estratégica entre la investigación, la innovación y el sistema productivo santafesino la creemos absolutamente necesaria y nos va a permitir en el futuro pensar en nuestro desarrollo”, indicó.
“Creemos que esta asociación público-privada de investigadores del Conicet, de universidades y empresas es el modelo virtuoso que tenemos que apoyar, defender, mostrar y seguir impulsando para que otras actividades se desarrollen con este modelo”.
Del laboratorio a la bolsa de valores
Chan conversó con las ministras sobre la investigación que comenzó en 1992, tras regresar al país luego de formarse en el exterior. “El proyecto HaHB4 se inició hace muchos años en lo que ahora es el IAL y fue transferido a la empresa Bioceres. El mismo tenía como objetivo introducir el gen de girasol -HaHB4- en otros cultivos como soja, trigo y alfalfa. El desarrollo conjunto entre la empresa y el laboratorio llevó varios años hasta arribar a los productos comercializables de soja y trigo”.
Para 2015, ambos cultivos transformados con una versión modificada del gen de girasol lograron pasar exitosamente todas las pruebas toxicológicas, nutricionales y ambientales que exige Argentina, tanto las de la Comisión Asesora de Biotecnología Agropecuaria (Conabia), organismo que certifica que las modificaciones genéticas introducidas no impacten negativamente en el ambiente, así como por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) que avala que los cultivos no ponen en riesgo la salud humana o animal y que poseen las mismas características nutricionales que la especie sin modificar y también las de Estados Unidos (FDA).
“Estos cultivos tolerantes a sequía constituyen uno de los activos más importantes por los cuales Bioceres comenzará a cotizar en la bolsa de Nueva York en los próximos días”, concluyó Chan.