
El norte es la solidaridad
“¿Le canto una coplita señor?”. Más que una súplica mendicante suena a gesto de amistad. La niña de tez oscura que se acerca al turista en las callecitas de Humahuaca o Cachi, interpela con su ofrenda desde una pobreza digna, igual de pobre que en nuestras urbes, pero digna. También merecedora de una respuesta social concreta, pero con rasgos de familia, naturaleza y tradición.
Una emoción cargada con alguno de estos significados embargó a Silvio Vaillard, un vecino de Humboldt que viajó el año pasado con amigos al norte del país. La estadía vacacional se tornó inquietante cuando con el paso de los días, la coplera infantil llegó más al corazón de Silvio que los hermosos paisajes de la Puna. Allí nació en este hombre un sentimiento de caridad hacia con estos pueblos del norte argentino.
Historias mínimas
Silvio Vaillard, Carlos Ribles y Hugo Bortolotto viajaron por las provincias de Salta y Jujuy en febrero de 2011. Al disfrute del viaje en sí mismo, se sumó esta inquietud que describimos. “Estábamos en Purmamarca, cuando en una de sus callecitas se me acercó una niña ofreciendo recitarme una coplita. Enseguida la ofrecí unas monedas, no hacía falta que me cante la copla. Pero insistió y a cambio me pidió útiles”, relata Vaillard a La Cuenca Santafesina.
La emoción casi hasta las lágrimas invadió a Silvio, quien comentó la anécdota a sus amigos. Pero no quedó sólo en eso. Por días rondó su cabeza la manera de ayudar a estos niños y resultó tema de conversación en cada almuerzo o cena del viaje. Llegado a Humboldt, se puso en campaña. Se elaboró un listado de necesidades y se llamó a la solidaridad de los vecinos, sin ningún otro interés más que ayudar al prójimo.
Silvio se puso en contacto con María Alejandra Caballero, directora de la Agrupación Coral Merceditas, quien ya contaba con experiencia en este tipo de cruzadas solidarias. Se colectaron alimentos, ropa, juguetes, entre otros elementos y se organizó un viaje al norte del país. Pasaron varios meses y el 28 de agosto partió una caravana con 18 familias de Humboldt. Un total de 7 vehículos más un camión al mando de Manuel Ullmann, quien se puso a disposición para el transporte de las donaciones.
De Humboldt a Güemes (Salta), de allí a Humahuaca (Jujuy), luego a Salta capital para finalizar en Cachi, desde donde se visitaron los parajes de Rancagua y Escalchi. Se visitaron escuelas donde se entregaron los elementos donados. Fueron seis días de viaje. El agradecimiento de los lugareños resultó total y se trabó una relación de amistad. Meses más tarde, en diciembre, María Alejandra viajó con su marido nuevamente para entregar juguetes en vísperas de Navidad.
Volver
Aquel último contacto motivó otro viaje. Será el próximo 24 de mayo para concretar una visita a las escuelas de los parajes Rancagua y Escalchi, en la provincia de Salta. El aporte del transporte para las donaciones esta vez está a cargo de AFA Humboldt. Se trata del tercer viaje de estas características que realiza al norte la Agrupación Coral Merceditas, que siempre lleva donaciones en sus viajes.
“La experiencia que más nos conmovió es esta de Salta y Jujuy. No se puede explicar con palabras el significado de esta cruzada solidaria. Ellos con que los visites, ya están agradecidos. Reconforta el alma porque es un granito de arena que aportamos, máxime si se hace sin ningún condicionamiento como en este caso”, comenta María Alejandra Caballero, directora del Coro en diálogo con La Cuenca Santafesina.
La Agrupación Coral está formada por personas de la tercera edad. No es difícil imaginar la dedicación que las abuelas brindan a este compromiso con los demás. “Se dedican por completo. Ordenan y preparan todo con mucho amor” destaca Caballero, quien comenta al margen que ella con su esposo fueron elegidos como padrinos de un casamiento, que tendrá lugar en esa fecha en Rancagua.
La travesía comprenderá cuatro días. Las donaciones serán muchas y también los rostros de felicidad. Las fechas y los viajes se suceden, números que tejen una pequeña historia de grandes gestos. En cambio, la solidaridad y la entrega desinteresada no tienen medida y cubrirán de emociones el cielo salteño.