Eliminación de subsidios, la condición para ordenar el comercio agrario global
En el último día de marzo concluyeron las negociaciones agrícolas de la Ronda de Doha en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el resultado fue el fracaso del intento de organizar una agenda acordada con vistas a la liberalización del comercio agrícola global.
Todo parece indicar que los países proteccionistas jugarán a sus fichas a la sustitución de barreras cuantitativas como aranceles, por otras, cualitativas, que será presentadas como “preocupaciones no comerciales”. Desde la Cancillería argentina se criticó duramente este “juego” y a través de un comunicado las autoridades diplomáticas fijaron posición: “Ciertos países desarrollados proteccionistas, que tienen la mayor parte de la responsabilidad en las graves distorsiones que sus políticas agrícolas provocan en el comercio mundial, no han tenido la voluntad política para comprometerse en esta negociación, a pesar de haber asumido tal compromiso en la Ronda de Negociaciones de Doha (2001). Igualmente, han pretendido reinterpretar lo acordado por los ministros en esa negociación global, planteando cuestiones ajenas a ella, e intentando introducir nuevas restricciones, en este caso cualitativas, las cuales causarán un enorme perjuicio al comercio agrícola internacional, en particular al de los países en desarrollo”.
Juego limpio
En Ginebra, el Secretario de Relaciones Exteriores y Comercio Internacional, Martín Redrado fue contundente: “No hay negociación global sin agricultura”. Pero el camino hacia un comercio libre a nivel internacional requiere de decisiones políticas sobre compromisos sustantivos de los países desarrollados, de lo contrario será imposible destrabar la negociación. Sin la férrea voluntad de cumplir con el cronograma de Doha, la Quinta Conferencia Ministerial que tendrá lugar en septiembre próximo en Cancún, encontrará a los delegados con las manos vacías, y esto último en un escenario optimista.
Argentina junto a la casi veintena de países que conforman el Grupo Cairns, pretende mejoras que apunta hacia: el libre acceso a los mercados, reducciones de todas las formas de subvenciones a la exportación existentes, con miras a su remoción progresiva; y la promoción de reducciones sustanciales de los diferentes tipos de ayuda interna. Para los países que integran el Grupo Cairns, si no se cumplen estas condiciones persistirán las distorsiones que hoy afectan el comercio de productos agropecuarios.
“Nuestro país está comprometido a continuar la negociación, en forma simétrica, sobre todos los temas acordados, particularmente en aquellos de interés para Argentina y los países en desarrollo, y presentará oportunamente ofertas en bienes industriales y servicios en la medida en que haya un equilibrio en las concesiones entre todos los miembros”, se apuntó desde Cancillería.
Pero a pesar de la buena voluntad que se manifiesta desde varios frentes, el bloque que intenta preservar el modelo de protección agrícola llevaría las de ganar, al menos por el momento, máxime si se tiene en cuenta que los países desarrollados no aplican reducciones arancelarias o de subsidios desde fines de 2000. “La negociación en general, se encuentra en una grave coyuntura” fue el diagnóstico de la Cancillería. A pesar del sombrío panorama la diplomacia local no deja de creer en la necesidad de seguir desandando el camino trazado en la ronda mundial de un modo equilibrado, “manteniendo el mismo nivel de ambición acordado en Doha” y cumpliendo los puntos prometidos en esa oportunidad.
Fuente: E-campo.com