Hambre y cosecha récord: Argentina se esfuerza en explicar la paradoja
Argentina llegó a la reunión encarnando una dura paradoja: mientras ostenta el título de ser uno de los principales proveedores de alimentos del mundo, las cifras de desnutrición de la población son cada vez más elevadas.
El país estuvo representado oficialmente en el encuentro por el secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, Rafael Delpech; pero otra voz local llegó a la cumbre. Greenpeace Argentina presentó un informe al que denominaron “Cosecha récord, hambre récord”, en el que los ambientalistas buscaron “desmitificar” los “supuestos” beneficios económicos y ambientales de los transgénicos utilizados en el país y culparon a la biotecnología agrícola por muchos de los males que hoy aquejan a millones de argentinos.
Querer pero no poder
En su discurso ante los representantes mundiales, Delpech no dejó de reconocer la dura situación alimentaria que hoy castiga a casi la mitad de los 37 millones de argentinos. “Hay una contradicción difícil de explicar: Uno de los países con mayor capacidad productiva de la tierra tiene bolsones de hambre entre su población”, sostuvo el funcionario y a continuación enumeró los planes asistencialistas con los que el Gobierno espera solucionar los problemas de la crisis alimentaria.
Delpech aseguró que la posibilidad de una salida a la difícil coyuntura está en la exportación de alimentos, ya que es la “primer industria del país y la principal fuente de divisas”. Los datos demuestran por qué: es el quinto exportador de alimentos en el mundo gracias a ocupar el primer lugar en las exportaciones de aceite y pellets de soja y girasol; limones; miel; peras y manzanas.
“Las restricciones impuestas en el ámbito internacional para la comercialización de nuestros productos constituyen un impedimento al desarrollo sustentable de nuestra economía”, culpó el secretario y pidió la liberalización real del comercio internacional..
“Es absolutamente contradictorio que la Unión Europea y los países desarrollados propicien y propugnen los ideales del libre mercado, mientras subsidian su producción agropecuaria con cifras cercanas a los 1000 millones de dólares diarios. También lo es, la sanción de la nueva ley agrícola de los Estados Unidos, que dispone de una cifra aproximada de 180 mil millones de dólares para los próximos diez años, destinada a sus productores”, apuntó Delpech al tiempo que pedía una vez más, la eliminación de los subsidios que distorsionan las relaciones comerciales en las plazas internacionales.
“La culpa es de los transgénicos”
En tanto, los voluntarios de Greenpeace sostuvieron ante la FAO que “la industria de los transgénicos viene prometiendo que la aplicación de sus tecnologías solucionará el problema del hambre en el mundo”, pero en su informe subrayan que en la Argentina ha sucedido todo lo contrario”.
Según la organización no gubernamental, el esquema agrícola argentino -en el que el cultivo de soja resistente a herbicidas ocupa un lugar preponderante- “no contribuyó a solucionar el hambre”. Para los ambientalistas “la producción de transgénicos en a Argentina ha causado una expansión masiva de la frontera agrícola, especialmente en los cultivos de soja, y la tierra ha quedado concentrada en pocas manos, marcando así otro récord paradójico: hay más producción, pero más de 60 mil pequeños y medianos establecimientos agropecuarios han desaparecido en la última década, ocasionando un gran éxodo de habitantes”.
Lo cierto es que la crisis que debe soportar el pueblo argentino no es consecuencia de la acción de un solo elemento, más bien es el resultado de una brutal combinación de factores externos e internos que no fueron regulados por la dirigencia del país. La prosecución de intereses particulares y corporativos nubló la vista de un Estado irresponsable que ahora tiene que convencer al mundo de que compre sus productos agroalimentarios, mientras se multiplica el número de ciudadanos que vive bajo la línea de pobreza.
Repartir culpas es una especialidad argentina, asumir cada quien la que le toca es el desafío.
Fuente: E-campo.com