Indignación a ocho meses de la inundación en Santa Fe
Indignación a ocho meses de la inundación en Santa Fe
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Redacción
21 de enero de 2004
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Indignación a ocho meses de la inundación en Santa Fe

La peor inundación que devastó barrios casi completos en el oeste de la ciudad todavía exhibe secuelas. Ochenta personas viven aún en las carpas que donara el gobierno japonés y que se instalaron en las inmediaciones del Nuevo Hospital de Niños, también arrasado en su momento por las aguas.

Deshilachadas, descoloridas, sucias. Así, estos precarios refugios siguen albergando a decenas de damnificados. También permanecen evacuadas unas once familias en las instalaciones del ex ferrocarril Belgrano. Hombres, mujeres, pero sobre todo, niños; casi cincuenta chicos.

Los vecinos desgranan así las horas, los días, los meses de un año que ya casi finaliza. Un año que les arrebató sus casas, sus bienes, sus recuerdos, parte de sus vidas.

Así pasaron la Navidad y así recibirán Año Nuevo. Esperan, mientras tanto, que el Estado agilice la construcción de casi doscientas casas que deben levantarse en diferentes sectores de la ciudad con recursos donados por la Unión Europea y la Cruz Roja Alemana.

Todos piden resarcimiento, y muchos gritan “justicia”. La causa se tramita lenta. Un juez intenta desenredar una maraña de declaraciones -hasta ahora testimoniales- que volcaron en el expediente funcionarios municipales y provinciales. El último en pasar por Tribunales fue el ex ministro de Obras y Servicios Públicos, Edgardo Berli, quien ya había revelado en declaraciones a la prensa que horas antes del colapso total en Santa Fe, el entonces gobernador Carlos Reutemann había sido advertido sobre el límite inusitado que podía alcanzar el agua.

Es precisamente Reutemann uno de los pocos que todavía no pisó el despacho del juez. Ahora ocupa una banca como senador nacional. Está lejos del hambre, el frío, el calor y el dolor que todavía desgarran. Pero la distancia no frena ni debilita el grito desenfrenado de quienes ocupan una plaza o cortan el tránsito para reclamar respuestas.

Este 29 de diciembre, los inundados también le hicieron sentir el peso de la tragedia al flamante mandatario, Jorge Obeid. Lo mantuvieron virtualmente “encerrado” en al sede del Arzobispado de Santa Fe y sólo pudo escapar por una puerta trasera, cuatro horas después de que centenares de personas sitiaran la principal sede de la Iglesia Católica santafesina.

Los damnificados le pidieron una cuarta ayuda económica, antes de fin de año. Obeid les pidió tiempo, un mes, hasta enero. Pero ellos no lo dejaron seguir hablando. “Las necesidades son urgentes; pasaron ocho meses, tiempo suficiente para tomar decisiones”.

Los vecinos apelaron a la supuesta “transición ordenada” que mantuvo con su antecesor, Carlos Reutemann, y le reprocharon la falta de toma de decisiones.

Y lo despidieron con el peor de los insultos: “Cobarde… Igual que Reutemann cuando dejó la gobernación, Obeid se tuvo que ir hoy por la puerta de atrás…”.

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