
La generosidad de María Emilia Divo
El primero que formuló la idea de formar una Biblioteca Popular en Progreso y con el nombre de María Emilia Divo fue el sacerdote Antonio Ferigutti. El pueblo masticaba el dolor de no tener más a María Emilia, en silencio. Tampoco nadie tenía idea de los libros que dejaba: más de 500 volúmenes, más de 2000 fascículos agrupados en distintas colecciones (de Historia Social, Historia de la Música y la Literatura, Arte, Idiomas).
Antonio invitó a todos a congregarse y formar una comisión. Con su empuje y soportando estoicamente discusiones, temores y enojos, propios de quienes incursionan por primera vez en este emprendimiento. ¡Ah! Como salga, che, como salga… diría María Emilia.
– ¡Qué bien ese nombre en una Biblioteca! dijo Liliana, ¡Qué justo que pensaron en María Emilia para ponerle su nombre a la Biblioteca!, dijo la gente. ¡Qué adecuado el lugar que escogieron!, dijeron otros refiriéndose a la Casa de la Cultura.
Cierto día María Emilia dijo:
– “En verdad me gustaría que tantos libros que tengo les sirvan a la gente. ¿No te gusta que se repartan? Eso no me preocupa mientras caigan en manos de gente que los abra, que los use. Triste sería que los dejen como adornos obligados, o lo que es peor como juguete de un niño con un fibrón. ¡Qué espanto!”, exclamaba y reía.
María Emilia, afectada desde joven por artritis deformante era por sobre todas las cosas “amiga y docente generosa”. Reflexiva, siempre en todo momento y situación tenía ese toque de reflexión que no caía mal, no molestaba. Con los amigos fue generosa, generosa…con su tiempo, con su sonrisa siempre lista, con sus cosas, con sus libros, con su actitud de ayuda….generosa….generosa.
Mirando televisión….¿Qué es eso que tiene? (ya no veía bien)…”Eso es (y venía la explicación), pero no te aflijas María que ya viene la caballería desde el norte y nos salvan a todos”….Reíamos….Humor ante la ceguera y el dolor.
Generosidad en la enseñanza: alumnos que desfilaban uno tras otro cuando estaban faltos de notas o en épocas de exámenes…y en estos últimos años, desde la cama y con ceguera!…seguía generosa. ¿Alguien que tenía que redactar una solicitud de trabajo?…Muchos. ¿Alguien que se iba a Estados Unidos para probar suerte y temía por su inglés?… Martín… ¿Alguien que con urgencia lo enviaban por trabajo a Francia y temía por el francés?… Luis…. ¿Alguien que vivía en el campo y no tenía donde parar en el pueblo para cursar la secundaria?… Virginia, Verónica, Lisandro, Noelia y más…
Todo aquel que se acercó, de ella recibió lo mejor y María Emilia buscó en los libros la forma de crecer, elevarse, defenderse, enfrentar la adversidad, andar, sentir, soñar…¡Volar!
Unos amigos.