La verdadera situación del agro
Oportunamente alertamos sobre el error pero el entusiasmo de la buena cosecha, los excelentes precios y una crecida paridad cambiaria impidió que aún entidades representativas compartieran el comentario.
Las ganancias parecían excelentes a partir de que los gastos habían sido pagados a una paridad mucho más baja que la que se aplicaba para la venta de la producción.
Un ligero análisis de lo que pasa ahora, con las nuevas erogaciones necesarias para afrontar la nueva campaña, permite constatar que los beneficios no fueron tantos: Mientras la venta de la producción soporta, para ciertas producciones, un dólar efectivo de 2,80$ (3,50 – 20% de retenciones), los insumos, aún los nacionales, deben costearse a un dólar efectivo cercano a los 4$ que es el que resulta de la paridad de importación o exportación (3,50 + aranceles de importación o reembolsos para productos fabricados localmente). La diferencia de entre 0,80$ y 1$ es una pérdida neta. La situación se repite, reitero, con todo tipo de insumos importados (la mayoría de los fertilizantes, insecticidas, algunos herbicidas, remedios, funguicidas, equipos y repuestos, etc.) y también con las elaboraciones locales (nitrogenados, herbicidas, alambre, postes, etc.). Si las desventajas todavía no se notan en plenitud es por que los costos salariales no siempre han aumentado, aunque hay ya aumentos de hasta el 25%. Los combustibles han incrementado sus precios en forma importantes, pero las petroleras aspiran a nuevos ascensos.
No todo lo que produce el campo se ha beneficiado con mayores precios como consecuencia de la devaluación.
En rubros como frutas, leche, etc., hay casos en que los precios actuales en pesos son aún inferiores a los que registraban antes de la devaluación y otros han subido muy poco como consecuencia de la brutal caída del poder adquisitivo de la generalidad de la población. Y este panorama puede agravarse a partir de los incrementos en las tarifas de servicios.
Lo que ha ocurrido con el endeudamiento es también un espejismo, agradable por un tiempo, pero que puede virar a tormento en cuanto se apliquen en plenitud las actualizaciones por los distintos índices.
En algunos casos, la liquidación de impuestos será también una muy desagradable sorpresa ante el aumento inflacionado de utilidades que no son reales y que, sin embargo, obligarán a pagar impuesto a las ganancias inexistentes. Y otra sorpresa que en poco tiempo causará dolores de cabeza, es la reaparición del Impuesto sobre ganancias presuntas.
La obligación de la dirigencia es anticipar los escenarios, prever para solucionar y no ser sorprendida por los acontecimientos.
Manuel Herrera-Candidato a presidente de CAUSA.