
Laparoscopía diminuta
Es evidente que cada vez más las grandes cirugías tradicionales evolucionan a cirugías mínimamente invasivas, ya se trate del vientre -laparoscopía-, del tórax -toraxcoscopía- o de cualquier otra operación a través de pequeños agujeros. Pero de esto se han beneficiado hasta ahora exclusivamente los adultos. Sin embargo, como en todo lo demás, la tecnología ha hecho posible llevar estos avances al campo de la pediatría, con instrumentos tan pequeños que pueden ser utilizados incluso en recién nacidos.
“Tengo una paciente a quien se le tuvo que extraer el bazo cuando era pequeña y a quien le quedó una enorme cicatriz en el vientre”, dice el Dr. W. Raleigh Thompson, cirujano del Baptist Children´s Hospital, situado en Baptist Hospital of Miami. “A la hija, por la misma operación, sólo hubo que hacerle dos pequeños cortes que, para cuando pasen un par de años, se le habrán desaparecido por completo”.
Según el Dr. Thompson, uno de los poquísimos cirujanos laparoscópicos pediátricos del sur de la Florida, “prácticamente la mitad de todas las operaciones las estamos llevando a cabo laparoscópicamente en nuestro hospital”. Sin embargo, confiesa que sus usos más comunes son en operaciones de la apéndice y de obstrucciones intestinales que a veces aquejan a los recién nacidos.
“Y son un recurso valiosísimo en operaciones de frágiles recién nacidos en general”, comenta. “Como las incisiones son de entre 2 y 3 y 5 mms., el dolor por los cortes es mínimo, las probabilidades de complicaciones también mínimas y la recuperación, por supuesto, muchísimo más corta. Esto resulta en tratamientos menos penosos para los pequeños, en menor posibilidad de complicaciones, ¡y en costos menos onerosos para el bolsillo de los padres!”.
Vivian Gude-Baptist Hospital of Miami