Maestra de la vida: la directora que se puso al hombro una escuela de campo y evitó su cierre
Una verdadera historia de vida con "la escuelita" de la zona rural de Progreso. Crédito: El Santafesino

Maestra de la vida: la directora que se puso al hombro una escuela de campo y evitó su cierre

Está ubicada en la zona sur de Progreso. Pasó de tener una matrícula de 5 a 24 alumnos en la actualidad. Una historia de vida para recuperar un espacio educativo y enseñar desde la inclusión social.

La mañana fría de invierno, la leche chocolatada recién preparada, las galletitas de naranja realizadas por los alumnos, el aroma a campo, nos introdujeron en la Escuela N° 342 Tomás Godoy Cruz, ubicada en la zona rural, a unos 6  kilómetros de la localidad de Progreso.

Este establecimiento fundado en el año 1916, es una de las instituciones educativas más longevas. Allí concurren 24 alumnos, 19 al plurigrado y 5 niños a Sala de Jardín de infantes. La población estudiantil tiene entre 3 y 12 años y la mayoría están en el primer ciclo.

La zona sur está integrada por familias que se dedican al trabajo en el campo y a los tambos. En ese escenario y en medio del extenso espacio rural, se encuentra “la escuelita”, así la llaman los colonos del lugar, preparada para enseñar desde la dificultad.

Mariela Tión, es docente de nivel primario y llegó a la escuela en octubre del año 2018 para ponerse al frente de la institución. Es oriunda de la ciudad de Nelson. El desafío que tenía por delante en la dirección, era grande, porque no había alumnos.

“Cuando llegué a la escuela me encontré con una matrícula muy, pero muy baja. Eran 5 alumnos en ese momento. Tres en el plurigrado y 2 en el jardín”, cuenta en diálogo con El Santafesino.

Era necesario aumentar la matrícula, así que Mariela comenzó a transitar la vida del campo, su contexto, sus costumbres y buscar a los hijos de las familias asentadas en la zona para que asistan a la escuela.

La Escuela N° 342 Tomás Godoy Cruz comenzó a funcionar en 1916.

 

Recuerda que el ciclo lectivo de 2018 terminó con los 5 alumnos, pero en febrero de 2019 empezó la búsqueda: “me encontré con familias que había llegado de Mendoza, Córdoba y del Chaco, asentadas en los distintos tambos. No conocía mucho el lugar, pero empecé a contactarme con algunas. Me empecé a presentar, a contar cómo era la escuela de campo, los proyecto que teníamos ese año. Y los papás empezaron a interesarse y anotaron a los chicos en la escuela”, recuerda con orgullo.

Tras asumir la dirección de la escuela, la responsabilidad de Mariela fue mucha, porque la escuela estaba observada en este momento. La matrícula tan pequeña podía dar lugar al cierre del establecimiento: “Bajo ningún punto de vista iba a permitir que se cerrara. Una escuela de más de 100 años, que en 1916 comenzó a funcionar, no se podía cerrar”.

En esa línea, la directora también reparó que sus alumnos no tenían movilidad para llegar, entonces puso en marcha un proyecto para restaurar bicicletas viejas. Así los chicos podían contar con un medio de transporte propio y solucionar de esa manera, la asistencia. Por otro lado, Tión destaca la importancia de contar hoy con un boleto rural, ahora se verá la forma en que se aplicará.

Integrar niveles de aprendizaje

“Nuestra escuela tiene plurigrados, significa que son todos los grados juntos desde primero a séptimo y la sala de nivel inicial, tiene su docente aparte. En este momento, nos incursionamos en el proyecto “El Sombrerero Murguero”, que nace justamente para dar solución a algunas dificultades en el trastorno de aprendizaje que poseen un porcentaje de niños”, dice la docente.

Cuando se habla de plurigrados significa que están todos los alumnos juntos y aprenden desde su nivel de desarrollo cognitivo, pero a veces, ese nivel cognitivo, no es igual a la edad que el niño tiene y se debe trabajar contenidos, que quizá pertenecen a segundo grado y el alumno está en cuarto grado o al revés, que están en tercero y se puede avanzar un poco más. Se atienden diferentes necesidades.

Plurigrado, un desafío extra para los docentes.

 

En la escuela, Mariela reúne a los alumnos con distintos perfiles. Concurren estudiantes con hiperactividad, alumnos diagnosticados con autismo. También se trabaja con alumnos muy tímidos, una de la característica del niño rural, así lo manifiesta la directora. Además se adapta el mismo contenido y se adecua a cada nivel de desarrollo y  comprensión.

Otra de las características de las familias que integran la comunidad educativa, es que en su mayoría son analfabetas, así que “todo lo que pueden construir en lo que es un conocimiento, es en la escuela. A veces no es que la familia no quiera acompañar, sino que a lo mejor, no sabe cómo hacerlo o no tienen las herramientas”, reflexiona Tión.

“Eso fue lo que nos sucedió en la pandemia. Fue un año donde los chicos tuvieron todo el año con sus papás, con su familia, entonces es como que tenemos que activar otro dispositivo las escuelas rurales y comenzar a incursionar, digamos, el aprendizaje de otra manera. Y ahí es que nace un libro que nosotras, las maestras rurales hicimos con nuestros propios contenidos, las herramientas y todas las estrategias. Armamos un libro para enseñar en contexto de pandemia.

Para llegar hasta el conocimiento de los niños y lograr un aprendizaje, en épocas de pandemia se les dio a los alumnos actividades con cosas cotidianas del hogar para que se desarrollen los contenidos específicos de cada área. En la escuela conviven con niños de zonas rurales, por eso se fomenta la construcción de huerta, la preparación de productos artesanales con la fruta de estación. Se trabaja con proyectos como los de la bicicletas, el año pasado se armó incubadoras para pollitos y este año la de “El Sombrerero Murguero” .

Recursos naturales para una vida sana

La directora cuenta que utilizan los recursos naturales para poder darles la copa de leche todos los días: “Nos organizamos con las familias, con los chicos y los docentes para armar la copa de leche. Destinamos el día viernes, para poder preparar el desayuno de la semana. Como acá tenemos horno eléctrico, horno de pan y tenemos el espacio, tenemos frutas de estación, las naranjas y cuando tenemos nuestra huerta en funcionamiento, tenemos todo lo que es verdura. Así que a partir de eso,  armamos el recreo saludable, así les decimos a los chicos”.

“Una escuela de más de 100 años no se podía cerrar”.

 

“De hecho, esta semana trabajamos naranjos en flor dedicado al 9 de Julio y una de las actividades con la seño de nivel inicial, es trabajar con las naranja, tenemos que hacer las mermeladas, las galletitas de naranja, tortas y con las cascaritas, nos van a enseñar a hacer los perfumes. También, los papás que trabajan en tambos nos acercan lo que es la materia prima, la leche y a partir de ella, elaboramos nuestro dulce leche y  la manteca para los desayunos. O sea, utilizamos los recursos que tenemos en la escuela para solventar alguna necesidad que ellos tengan”.

La inclusión y el futuro

Mariela sostiene que su principal objetivo es trabajar desde la inclusión, enseñarles a los alumnos, el respeto del otro, que se puede aprender desde su propio lugar, y desde sus talentos: “yo les digo cuando ustedes se lo crean, lo van a lograr. Hay alumnos que a lo mejor no son brillantes en matemática, pero si yo les presento una hoja de una técnica, supongamos en pintura, en el arte matemático, ese alumno puede trazar líneas. Puede trabajar un montón de contenidos de matemática desde la plástica. Otro ejemplo es con la música, ahora están aprendiendo, muchos de ellos, a escribir.  Así que estamos alfabetizando desde la música, el arte, la plástica, desde educación física, todas las áreas trabajan juntas”, argumenta.

Una verdadera historia por la educación que, como siempre, puede ser mejor. La construcción del SUM sería la solución para que los chicos no pasen frío en las actividades especiales, o para que se puedan hacer los actos, o no se mojen para ir al baño. Además necesitan la incorporación de personal de gabinete como una asistente social, una portera, personal de mantenimiento, ya que es la docente junto a su familia quien limpia, corta el pasto y arreglan las cosas que se rompen.

Lorena Silvas

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