Vicios sin fin

Con tremenda preocupación, no solamente dentro del ámbito que uno normalmente concurre, sino en cualquier comunidad, vemos a muchos padres realmente indignados por los problemas que aquejan a nuestra sociedad, principalmente el aumento desmedido en el consumo de drogas y alcohol entre adolescentes y que su crecimiento es constante.

Creo no equivocarme si digo que, a pesar de todo cuanto nos muestran, de que manera la juventud hace uso de todo lo que sea droga, es seguro que para las cifras oficiales la mayor parte pasa inadvertida, ya que solo ver o escuchar la prensa oral, escrita o televisiva, todo lo concerniente a esos vicios ya han llegado a proporciones epidémicas, y se extiende cada vez más, amenazando a las generaciones futuras.

Todo lo relacionado con estos vicios tan graves nos hace pensar en la necesidad imperiosa que quienes están o son elegidos para gobernarnos, abuelos, padres, tomen intervención directa en estos flagelos, a fin de evitar que la supervivencia de los adolescentes pueda estar amenazada por las malas acciones de quienes los rodean.

Cuando por casualidad y en algunas oportunidades nos informamos de todo lo que ha ocurrido y ocurre por culpa de la droga y el alcohol, y de que manera terminan vidas de jóvenes que no caben dudas eran la alegría de un hogar, es penoso y triste. Nosotros, como padres al ver de qué forma ocurre todo eso, puedo asegurar sin temor a equivocarme que hasta da mucho miedo afrontar con coraje toda esta penosa situación.

Juventud degradada

Esta tremenda degradación de una gran parte de nuestra juventud tiene un principio, y no creo equivocarme si digo que un gran porcentaje de ellos no ha disfrutado de una infancia como corresponde, vemos que de niños no conocieron los juegos propios de la inocencia y fueron creciendo con una sola obsesión que el cine, la televisión, el teatro, las canciones en boga, las propagandas comerciales, revistas y libros populares mostraron y muestran sin tapujos como es el sexo y cuantos vicios circulen por dentro de las comunidades, aún las obras literarias más cotizadas incursionan en esos temas, todo como si fuera una obligación.

Todos sabemos que, si es cierto que no podemos como humanos ignorarlo, todo tiene un tiempo y principalmente luego de haber vivido una niñez llena de juegos y alegrías. Por eso tengamos en cuenta que el camino a la felicidad está en querer y ayudar a los niños, desde su primera infancia hasta que lleguen al borde de la edad adulta.

Si analizamos fríamente todo cuanto en este momento ocurre, no es difícil que lleguemos a la conclusión que la tremenda transformación de nuestras costumbres y en la creencia que la modernización nos llevaría a la liberación de inhibiciones para tabúes que rodeaban a la humanidad y que realmente todo cambiaría para bien, haciéndonos ver que el sexo, las drogas, el alcohol, el libertinaje y el juego era lo más importante, pero ahora nos damos cuenta lo equivocados que estábamos y así vemos de que manera la crudeza y el descaro nos han sobrepasado.

La felicidad

¿Será cierto aquello que se dice “No hay duda alguna que el mayor y más profundo anhelo humano es conquistar la felicidad”? Creo que es así, no podría creer que exista alguien que no desee por todos los medios a su alcance conquistar para si y quienes lo rodean, un poco de alegría sin una sombra de tristeza. Pero para que ello ocurra debemos arbitrar todo lo que sea necesario para que esta progresiva degradación del hombre, tanto en su dignidad y en su moral que actualmente soportamos, de una vez por todas deje de serlo y poder así sostener una hermosa visión de futuro y por supuesto que esté al alcance de todos y para todos.