Desnutrición: hay 70 casos en el área programática del Hospital Protomédico
Cuadro sobre problemáticas maternas en Santa Fe Crédito: El Cronista Regional

Desnutrición: hay 70 casos en el área programática del Hospital Protomédico

El director del Hospital Protomédico “Dr. Manuel Rodríguez” de Recreo, Dr. Ricardo Ribeiro, reveló a El Cronista Regional la existencia de al menos 71 casos de desnutrición en la región, 64 de primer grado (la más leve), y 7 de segundo grado. La información surge del relevamiento habitual que realizan los servicios de atención médica del área programática del Protomédico -que envían a ese nosocomio- y corresponde a los meses de octubre y noviembre de este año.

Ribeiro precisó que los valores se mantienen con respecto a los últimos años, que la mayoría de los casos se registran en Recreo y que la cifra de desnutridos refiere a niños con controles actualizados. Al cierre de esta edición, y teniendo en cuenta que el trabajo es constante, restaban confirmar otros casos que elevarían la cifra.

En estos momentos, no hay niños internados en el hospital y cuando aparece un caso “se brinda todo lo necesario para que tenga una buena alimentación, controles de vacunación y -periódicamente- de aumento de peso” explicó el director.

Las localidades mencionadas presentan cuadros sociales complejos, contenidos por los suministros de leche en los dispensarios o Samcos, de bolsones de comida en las comunas y de raciones diarias en comedores escolares. Las familias -muchas de ellas acorraladas por la pobreza en la zona de quintas- encuentran también un paliativo a través de los planes de empleo temporarios que llegan nada menos que a 1306 en la zona (673 en Recreo, 472 en Monte Vera, 87 en Arroyo Aguiar y 74 en Candioti). En este contexto, sin embargo, persisten los casos de desnutrición.

En ese sentido, hay un dato preocupante, relacionado al seguimiento de la problemática que realiza el Estado, que al parecer, tiene algunas falencias: de los aproximadamente 80 casos de desnutrición, casi 60 niños están en familias cuyos padres son beneficiarios de planes de empleo y más de 70 reciben bolsones de comida. Entonces cabe preguntarse: si estos niños están en hogares con cierta (aunque precaria) contención, ¿porqué sufren bajo peso?

De todos modos, también hay que admitir que este polifacético flagelo tiene sus causas no sólo en la carencia de alimentos, sino también en la falta de instrucción, por ende de información y concientización.

Un problema estructural

El Cronista Regional consultó a la Dra. Clara Sánchez, Pediatra del Hospital Protomédico, con una vasta experiencia en la materia, quien atribuye el problema del hambre “a una falta de organización del país” que lleva a que el eslabón más débil de la sociedad -los niños y los ancianos- “nos marque el grado de vulnerabilidad al que se ha llegado”.

Para la especialista hay un problema de “pérdida de la estructura de trabajo, de hábitos alimentarios, de valores de la cultura”. A modo de ejemplo, recordó que años atrás las abuelas o las madres consumían alimentos elaborados en el hogar que eran de calidad. “Ahora si no se compra, no se consume” graficó.

Cuando la doctora habla de la pérdida de hábitos, se refiere -entre otros- a la higiene, los horarios de descanso, las razones por las cuales se concurre a la escuela, “hábitos que ordenan al individuo, haciéndolo responsable, del cuidado de su persona, de mantener su higiene, de aprender -cuando la mamá cocina en la casa- cómo se combinan los alimentos” describió.

En un contexto de desempleo y pobreza estructural, “se pierde la cultura del núcleo familiar”, las madres “no se ocupan de las compras, no cocinan y esperan soluciones desde afuera, cuando los problemas deben resolverse en la casa”.

Con respecto a las acciones que deberían desarrollarse para comenzar a solucionar estos problemas, la Dra. Sánchez mencionó la educación y el trabajo. “La educación nos hace responsables. Y el trabajo otorga dignidad” reflexionó al decir que los planes de empleo temporario “no son un trabajo verdadero”.

La profesional advirtió sobre el surgimiento de numerosas enfermedades. “Cuando una madre no encuentra sustento para sus hijos -señaló- tampoco se ocupa de la higiene de ellos. Uno observa en el consultorio mucho abandono: los niños llegan despeinados, desabrigados en invierno, sin pañales (las madres utilizan restos de ropa para un pañal), hay inferior calidad de atención del niño”.

Llorar de hambre

“Las madres se acostumbran a que sus hijos lloren de hambre. Es como un obrero que está sometido al ruido de una máquina en forma permanente: llega un momento que lo ignora, se acostumbra. En estos ambientes muy marginados, la madre se acostumbra al llanto por hambre del niño. No tiene como solucionárselo” aseveró la Dra. Sánchez profundizando las realidades de las familiares más vulnerables.

De allí a la desnutrición hay un solo paso: “El desapego, el abandono, la ruptura de la pareja, lleva a que el niño se enferme más rápido y se desnutra. Generalmente viven hacinados, familias de escasos recursos con muchos hijos, donde los niños se reinfectan de enfermedades respiratorias, eso lleva a que el niño se interne, pase 24, 48 o 72 horas sin alimento porque hay que colocarle suero, entonces se retrasa el proceso alimenticio” detalló la pediatra.

Esto es lo que se conoce en pediatría como ‘hospitalismo’, es decir, el niño se reinterna porque en el hospital lo atienden mejor que en la casa.

El diagnóstico es contundente. Los medios de comunicación nacionales -fundamentalmente la televisión- impactaron con casos de niños en desnutrición avanzada en algunas provincias argentinas. Una perspectiva sincrónica -una foto, un cuadro del problema-, para una realidad diacrónica, dinámica y que merece una atención constante. Por eso las soluciones, urgentes y posibles, deben ser promovidas por los gobiernos, con organización y sin corrupción, mediante la generación de empleos genuinos, programas educativos y atención sanitaria eficiente; y por las instituciones, brindando su apoyo al Estado y exigiendo su presencia, organizándose y participando, estudiando realidades focalizadas en sus contextos inmediatos.

Una propuesta concreta para comenzar ya es el desarrollo de talleres de capacitación en hospitales, escuelas, comunas, vecinales y clubes, con la asistencia de profesionales que ofrezcan parte de su tiempo a la tarea de instruir en cuestiones vinculadas a la alimentación y la salud de las mamás y sus hijos. Pero no sólo eso: también ir a los hogares pobres con un mensaje oral, sencillo, didáctico. Los recursos humanos para esta tarea están en los abultados registros de personas inscriptas para los planes Jefes y Jefas de Hogar.

En las comunidades de la región, pueblos o distritos, las realidades, los problemas y sus soluciones, son palpables y accesibles teniendo en cuenta su geografía y densidad poblacional.

En las actuales condiciones, la destrucción de la sociedad argentina será implacable. El empobrecimiento, el desempleo y la degradación cultural terminarán con la Nación, a no ser que el cambio comience hoy, desde abajo, con la inteligente decisión de vivir dignamente en un país que nos brinda todas las posibilidades y los recursos.

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