Dos historias casi análogas con justicia diferente
Esta semana trascendió que en la ciudad de Rosario el juez de Sentencia Ernesto Genesio condenó a un joven infectado con el HIV a tres años de prisión en suspenso por ocultar y contagiar esta enfermedad a su ex novia. Es la primera vez que se dicta un fallo de estas características. Paradójicamente en la ciudad de Santa Fe, hace más de un año que en un caso similar, con el procesamiento del victimario, una joven aguarda la sentencia. Dos casos y dos historias que se tocan en el territorio santafesino.
El primer caso involucra a un hombre de 33 años que nació en la localidad santafesina de Barrancas (vivió en Rosario y actualmente reside en Granadero Baigorria), que en conocimiento de su enfermedad no informó a su ex -pareja (con quien compartió nueve meses) su condición y mantuvo relaciones sexuales sin protección sin importarle el daño que le podía generar. Tras haber realizado una investigación exhaustiva, incluyendo un careo entre los directamente involucrados en la causa, el juez de Instrucción Adolfo Prunotto Laborde decide procesar al joven por el delito de lesiones gravísimas. Seguidamente, el juez Genesio decide condenarlo a tres años de prisión por actuación con “dolo eventual”, considerando decisivos los testimonios esgrimidos por una novia anterior y, por el médico que atendió al joven en diferentes oportunidades en el año 1996.
El proceso judicial no ha concluido, el joven condenado apeló el fallo y será, en esta segunda instancia, la Cámara la encargada de analizar nuevamente el caso a fin de ratificar o rechazar la condena dictada por el magistrado.
Paralelamente, el segundo caso presenta una serie de similitudes pero en la ciudad de Santa Fe a partir de una joven de veintinueve años que se entera que tiene SIDA tras una internación por neumonía. A partir de entonces, comienza a indagar las posibles causas del contagio y los resultados la llevaron hacia los registros codificados (por la confidencialidad que impone la ley nacional sobre los enfermos de SIDA) de los infectados del Hospital Iturraspe. Allí figuraban los datos del ex-novio con quien había mantenido una relación de cinco años. El joven, al igual que en caso anterior, ocultó la enfermedad manteniendo relaciones sexuales sin protección y por lo tanto, exponiéndola al contagio.
El 10 de abril de 2002 el juez de Instrucción de la Segunda Nominación, José Manuel García Porta, procesa al joven portador del virus por “conducta dolosa” (así caratularon la causa en tribunales) ungido principalmente por el testimonio del médico del acusado, quien declaró que hacía casi siete años que este joven se trataba en Rosario y estaba al tanto de la necesidad de extremar los cuidados para evitar la propagación del virus.
Ha pasado más de un año de este procesamiento, sin embargo, misteriosamente la causa se dilata prolongando el proceso judicial. No está claro el motivo, las dudas se acrecientan motivadas por la demora de la justicia para dictar la sentencia. Mientras tanto, estas personas deben continuar afrontando a la sociedad con sus dificultades y sospechas.
Dos historias y dos fallos en nuestra provincia de Santa Fe, con un principio en común y un final diferente. Que la justicia actúe como debe actuar, atendiendo a todas las demandas sociales por igual, sin olvidar que el tiempo para estas mujeres es muy valioso y que de este proceso judicial dependerá su posibilidad concreta de otorgar un nuevo sentido a sus vidas. Propiciando acciones tendientes al esclarecimiento de casos como éstos, podremos alcanzar un grado superior de conocimiento y de control del HIV.