El agua y la gente
El agua y la gente

El agua y la gente

Este año lo había comenzado creo que como todos, con fe y esperanza ya que en el año anterior a los argentinos nos pasó de todo. Pero llegó el 28 de Abril que jamás olvidaremos en Santa Fe, recuerdo que al mediodía llegaba de mi trabajo y escuché comentarios de que parte de Santa Fe estaba bajo agua y creí que era en la zona norte de la provincia más precisamente en los campos que siempre sufrían esta catástrofe. Pero al llegar a mi barrio (Barranquitas Oeste) noté un corte de calle en las intersecciones de Av. Perón e Iturraspe y otra en Av. Perón y Artigas, no sé porqué pero notaba algo raro en estos cortes, entonces fui hasta uno de ellos (Av. Perón y Artigas) y le pregunté a una señora cual era el motivo del corte. Ella me respondió que era porque estaba entrando agua del río Salado por el Hipódromo y se estaba complicando la zona oeste del barrio, aparte me dijeron ‘si querés confirmarlo vos mismo ándate hasta el fondo (terraplén) y verás lo que sucede’.

Eran las 16:30 cuando caminé por Artigas hacia el oeste y en mi camino me encontraba con gente corriendo con electrodomésticos y elementos personales, un par de autos y camionetas cargando lo que se podía como si fueran a mudarse del barrio, era confuso para mí lo que estaba sucediendo y seguro que para esas personas también. Llegué hasta el terraplén y vi como se filtraba el agua y ganaba centímetro a centímetro la circunvalación oeste. Rápidamente me fui a mi casa y comenté lo que estaba pasando a mis familiares, ellos suspendieron lo que estaban haciendo y se dirigieron hasta el terraplén para ver que podían hacer.

Mi reloj marcaba las 18:45 y decidí informar a la mayor cantidad de vecinos que pudiera, luego de esto me fui por Centeno hasta el terraplén y vi como vecinos estaban tratando de poner bolsas de arena sobre el mismo para impedir que el agua ingrese, rápidamente me puse a ayudar cargando bolsas con arena lo más rápido y la mayor cantidad que se pueda. Mas tarde se corrió la voz que la bomba Nº3 se había roto y que ya era imposible parar el ingreso del agua, desde ese momento era un total descontrol todo el barrio gente gritando, corriendo, chicos llorando sin tener noción de lo que estaba pasando. El agua empezó a ingresar y no había forma de pararla lo único que se podía hacer era sacar los bienes y tratar de ayudar a la gente. Recuerdo que mi vieja me dijo que Evelyn Sánchez (una amiga de chica) me estaba esperando en su domicilio para ayudarla ya que se encontraba sola con su hija Ludmila porque sus padres viven en La Caima, fui hasta su domicilio y le comenté lo que sucedía, más tarde llegó su padre Domingo junto a su esposa Blanca y creo que estaba su hija mayor Karina para poder ayudarla a sacar sus pertenencias y poder salvaguardarla junto a su hija. Ya sin noción de la hora llega el camión para transportar las cosas, lo cargamos junto con la familia y partimos hacia La Caima, el camión se retiró antes que nosotros los que íbamos en el auto del padre de Evelyn cuando llegábamos al puente del Salado en la autopista nos damos cuenta de que el baúl del mismo estaba abierto y deciden parar para cerrarlo. Cosas raras, ¿donde paramos?: sobre el mismo puente donde se pudo ver la ferocidad del río que golpeaba de una manera asombrosa los pilares del puente.

Al llegar a La Caima descargamos el camión y luego retornamos a Santa Fe. Ya de regreso a la Capital nuevamente decido ir en ayuda de otras familias, pedimos junto a un vecino (Acosta) una chata para poder transportar bienes de la familia Barros y Acosta Sergio, el agua ya estaba llegando a la Av. Perón por Centeno, una vez cargada la chata comenzamos a viajar hacia el norte de la ciudad donde se pueda refugiar estas personas que llevábamos. En camino y a una velocidad promedio de 15 Km./h la llovizna y el viento nos pegaba fuerte en cada uno de nuestros rostros cuando en un momento nos sorprendimos por la gran cantidad de agua que fluía sobre la Av. Peñaloza desde Dnal. Goyena hasta R. Godoy.

Una vez que se descargó la chata decidimos emprender el retorno y lo hicimos por la Av. Blas Parera hacia el sur donde seguíamos viendo la carrera loca del agua y las personas que pedían auxilio. Sin poder hacer nada por que la chata estaba para ser utilizada solamente en el barrio Barranquitas Oeste (esto estaba ordenado por el Sr. Caminos y la Sra. Cavuto de Promoción Comunitaria) y porque solo y sin los elementos necesarios no podría ayudar en nada a las personas de esos barrios, agaché mi cabeza en contra de mi voluntad como si estuviera castigado y traté de hacerle entender a mi mente que no era culpa mía ni de los chicos que estaban sobre la chata. Era obligación volver al barrio porque allí también había personas necesitando de nosotros para poder ayudarlos antes de que llegue el agua a sus casas.

Ya en el barrio de repente apareció una camioneta a toda velocidad que se detuvo frente a un local vacío, ahí me di cuenta de quien era cuando esa persona se bajó de su camioneta con arma en mano para defender su local ya que las personas buscaban algún refugio para sus hijos. Gracias a Dios este hombre razonó y dejó el lugar para que lo ocupen las personas que lo necesitaban.

Luego cargamos dos camiones y una chata para sacar a mas personas de esa trampa, sí, de esa trampa porque en segundos dejó de ser un barrio para transformarse en una zona de total oscuridad donde no se veía mas que lo que podían alumbrar las luces de los camiones o autos que estaban en la zona. Traté de mirar mi reloj y marcaba creo que las 3:28 ya del nuevo día, el agua en la Avenida nos llegaba a la rodilla y una cuadra hacia el oeste me llegó hasta el pecho, mojado, con frío y con hambre seguí ayudando junto a los pibes solo por las órdenes de mi corazón y mi alma que son los intermediarios de Jesús.

Esto fue lo último que recuerdo hasta las 7:00 u 8:00 Hs. que fuimos con un camión hasta atrás del cementerio donde desde el camión se veía la violencia con la que pasaba el agua a tan solo una cuadra de donde nos encontrábamos. Días mas tarde me puse a pensar en lo que podía haber pasado si el agua nos tapaba el camión, y en realidad el humano a veces hace cosas sin pensar, gracias a Dios pudimos salvar a la gente y sus cosas entre ellos varios niños de entre meses y 12 años.

Ya el día a pesar de que estaba gris y lluvioso me marcaba que era mediodía, entonces decidí buscar a mi familia que se habían separado en el transcurso de la noche y la mañana, al primero que encontré fue a mi hermano Claudio y su flia. Luego a mi hermano Fernando y su flia. Y junto a ellos estaban mis padres y mi hermano Luis. Les puedo asegurar que sentí como que resucitaba al ver que mi familia estaba a salvo y en su totalidad, desde ese momento y durante un mes y medio estuvimos juntos alojados en dos piezas recibiendo el apoyo, alimentos, ropa y demás de gente muy solidaria que no juzga por el color, raza, idioma o religión.

Luego de tener la satisfacción de encontrarme con mi familia volví a los lugares afectados para seguir ayudando a las personas, al primer barrio que fui fue al mío (Barranquitas Oeste) pude llegar hasta las calles Iturraspe y Pje. Drago donde había una multitud de gente esperando a familiares y otras tratando de ingresar a rescatar sus cosas. La primera imagen que tuve y la recuerdo es una precaria carpa armada al costado de las vías del ferrocarril donde había chicos y gente mayor totalmente mojados y con frío fue eso lo que me hizo reaccionar y decidí dirigirme hasta el Ministerio de Hacienda en donde estaba el control general de la Gobernación, allí pedí alimentos y ropas para los necesitados y me entregaron solamente una maldita respuesta diciendo: “tiene que dirigirse al centro de evacuados y si está autoevacuado haga una fila”, que dicho sea de paso había mas de trescientas persona para inscribirse en el padrón. Pero también uno debía presentar el DNI para este trámite porque de lo contrario ellos no podían entregar ningún papel ordenando la entrega de mercaderías.

Lo que a estas personas se les olvidó es que con el agua hasta el cuello la mayoría de las personas no pudieron rescatar los documentos.

Sin una solución decidí volver al barrio y allí encontré unas tres personas masculinas que protestaban porque querían ayudar y no sabían como, entonces me acerqué y me presenté. Ellos me dijeron que eran de la ciudad de Paraná y tenían un camión pero no conocían Santa Fe y no sabían como ayudar. Enseguida conseguí un par de pibes del barrio y les dije tenemos un camión disponible llevemos a las personas con sus cosas a los centros de evacuado o escuelas y después tenemos que volver con mercaderías para la gente de la carpa y los pibes que estaban aguantando junto a sus familiar arriba del techo.

Decidí que Mario (chofer del camión) y sus dos acompañantes mas dos pibes del barrio nos ocupemos del traslado de personas y muebles hacia los centros de evacuados, mientras los otros tres pibes que busquen un par de lanchas y estén listo por lo menos una para poder ingresar y entregar mercaderías; y las otras para recorrer el barrio y avisar que salgan que los trasladaríamos o, si no quisieran, qué es lo que más urgente necesitaban para poder permanecer arriba de los techos.

Ese día fue fenomenal ya que pudimos trasladar gente y de regreso fuimos al ejército (GADA) donde nos encontramos con una multitud de personas y unos 200 vehículos haciendo fila para poder retirar mercaderías, una vez adentro vimos como unos cinco galpones repletos de mercaderías de donde nos dieron pañales, zapatillas, colchones, cajas con alimentos, pan, etc. Ya mi reloj marcaba las 20:36 hs. cuando salimos de regreso con el camión.

Al día siguiente fui a mi barrio cerca de las 14:00 donde me dirigí con dos de mis hermanos en una lancha hasta el domicilio de mis viejos a rescatar algunas cosas de necesidad, abordamos la lancha en calle Centeno al 3700 y más allá de lo trágico que era esto nos permitimos con mis hermanos reírnos de lo mal que manejaba la lancha ya que íbamos de una vereda a otra y haciendo círculos, pero al final gracias al Capitán Fernando encontramos el rumbo.

Una vez que llegamos a la intersección de Av. Perón y Centeno era algo de no creer lo que veíamos ya que el agua estaba a unos cuatro metros de altura sobre la calle, al llegar a la esquina de la casa de mis viejos tuvimos que levantar con uno de los remos el cable de electricidad y TV ya que estaba a la misma altura que la lancha. Ya en la casa de mis padres bajamos con mis hermanos y juntamos lo que se necesitaba, a su vez le dimos a Cristian Roman y su familia (un vecino) algunas mercaderías que tenía mi madre guardada en la alacena y que seguro le sería mas útil a ellos que a nosotros. Luego de cargar la lancha y observar lo horrible que era la situación en el barrio volvimos hacia Centeno al 3700 donde nos aguardaba un camión de un amigo de mi hermano para poder llevar los elementos de mis padres.

Los días siguieron pasando y no recuerdo muchas cosas pero creo que el último barrio al que fui fue San Lorenzo donde entramos alrededor de las 15:30 Hs. con una lancha a rescatar un par de personas y sus cosas pero no se podía trabajar tranquilo ya que había un ambiente muy tenso en cuanto a los robos y tiros.

Luego de ese barrio volvimos a donde estaba mi familia para descansar, me bañé y comencé de a poco a poner en frío mi mente y poder así entender, planificar y por sobre todo encontrar una respuesta a esto que nunca había soñado.

De ahora en más no sé como seguirán las cosas, tampoco sabré como estarán las personas que estuvieron como voluntarios y damnificados junto a mí.

Creo que como yo muchísimas personas han perdido parte de sus bienes, ropa, las casas y hasta con mala fortuna algún ser querido, pero hay algo que todos rescatamos en conjunto que es la Fe, la Esperanza y las ganas de comenzar de nuevo en esto que para algunos pocos fue una Tragedia Natural y para la gran mayoría -y me incluyo- fue un atentado premeditado.

Al pie de esta nota dejo mis datos por si alguien desea conocer, charlar y ayudar de cualquier forma en conjunto a las personas que realmente lo necesitan.

Por Leonardo Nickus. Email: leonelstafe@hotmail.com – Teléfono: 155-496507.

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