El rostro de la vida
Daniel Radcliff, intérprete de Harry Potter Crédito: Sitio oficial de Warner Brothers

El rostro de la vida

Rastrear y encontrar el hilo motivador de los encuentros y los desencuentros, sustanciales y formales, de lo que pasa, de lo que se sueña, posibilita la puesta en escena constante de la narración.

Narrar y narrar es lo que indefectiblemente ocurre en la sociedad desde la creación del mundo. La realidad así lo muestra a diario y cada uno de nosotros participamos de ella desde la primera salida a la calle hasta el encuentro reiterado con la publicidad, los informativos, los programas diversos de todos los medios. La narrativa infantil hace gala desde hace tiempo de los encantamientos de la narración.

Hoy, la Literatura Infantil-Juvenil, como una aparición fabulosa, como una estrella propiciatoria, tiene una nueva “nodriza”, una nueva encantadora de la palabra: JOANNE ROWLING J.K., vive en Escocia, muy humildemente y con un bebé que ilumina sus historias.

Ella es la confirmación de todo lo dicho. Desde la aguda percepción de la ficción que fascina a la niñez, penetra con su Harry Potter, que ha creado ilusionada y auténtica, al mundo espontáneo, soñador, imaginativo, impredecible que aún en el 2.000 subyuga a la infancia como ocurrió en todos los tiempos: “Huérfano, pobre y desamparado, Harry es brujo de nacimiento pero no lo sabe….”

Al leer estas historias rememoro y aplaudo con nostalgia a ese otro personaje, mágico y real que conquistara en todos los idiomas a niños y familias del mundo: “Tistú, el de los pulgares verdes” de Maurice Druon.

El mundo de Harry es totalmente imaginario y en él la autora expone su compromiso con la niñez, con la literatura, con el arte de narrar y narrar para ser feliz.

En medio de esta vorágine de manifestaciones masivas, desajustadas y despedidas, en relación, de alguna manera, con la ¿adultez del niño de hoy?, Joanne Rowling demuestra una vez más lo que tantas veces expusimos y aseveramos desde diversos sitios y publicaciones que, a pesar de las “avanzadas” propuestas de oposición a esta realidad invariable de la mágica niñez.

Ella goza sin medida y en perfecto vuelo creador, de la magia y la fantasía para llegar a conquistar la adultez con seguridad y esperanza.

Harry reúne con enjundioso ajuste psicológico, desde el armado de su nombre (vasija, alfarero) hasta la solución de sus encrucijadas, ritmos armónicos de sílabas y letras, edades y tiempos, relaciones con héroes del pasado y magias asombrosas que acercan caminos inimaginables en el ir siendo dentro de la realidad en gira, vive y revive.

Harry se desarrolla, crece y nos busca a través de los diferentes tomos de su larga historia de aventuras que ya nos ha entregado su autora. Hay en su mundo buenos y malos, hadas y dragones; fuerza, constancia y ajuste emocional en la presentación de la lealtad, la prohibición, los peligros, el enojo y el humor.

Harry va y viene, entra y sale, se ríe, se asombra, pregunta y responde y los pequeños saben con él que hay algunos buenos débiles y algunos malos que pueden llegar a ser amigos incondicionales. Harry puede confundirse y asombrarse dentro de un mundo preindustrial e invitarnos a entrar para encontrar juntos una realidad alternativa. De cualquier manera, sus historias responden a normas que deben comentarse con la familia para refrescar y/o acondicionar algunos sentidos.

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