Formas alternativas de crédito
La cosecha en campos argentinos es récord Crédito: freefoto.com

Formas alternativas de crédito

La devaluación fue la herramienta económica del 2002 para intentar escapar al agobio del tremendo 2001, en el que entre los acontecimientos económicos más destacados se encontró la ruptura del sistema bancario y la confiscación del dinero a los ahorristas.

Al 2003, vimos algunos beneficios, por ejemplo, para el productor que puede exportar. El principal sector exportador (¿o el único sobreviviente?) es el agropecuario. Pero producir requiere inversión previa, y para ello contar con fondos o con crédito; pero hoy difícilmente se consiga comprar insumos a crédito, y difícil también es obtener crédito bancario en nuestra moneda. Así, la manera de producir es tener fondos disponibles.

Con este escenario, es muy difícil recuperarse para aquellos productores golpeados por la crisis. Por suerte, lo que es más difícil es pedirle al productor agropecuario, que hoy tiene una expectativa de ganancia muy grande, que no produzca por el simple hecho de no contar con dinero. Hoy estamos ante una enorme producción agropecuaria, y es éste sector quien genera la mayor parte del ingreso de divisas al país.

¿Cómo sucedió esto?

Por supuesto que no hay una sola respuesta, muchos productores tenían su producto en marcha, muchos contaban con fondos, o muchos con dólares. Pero en este momento el mercado da señales para la producción de exportables (no sólo agropecuarios), y las da a todos los productores, los que cuentan con fondos y los que no.

Ya tenemos entonces un montón de personas que quieren producir, pero sin poder obtener crédito de mis proveedores ni crédito bancario.

La otra bandeja de la balanza

Por otro lado, he mencionado que existe gente que tiene dólares, o muchos pesos. Y sí, hay argentinos que por uno u otro motivo quedaron con dinero en las manos; ya sea que poseen dólares, que saltaron el corralito, o bien que pueden vender una propiedad revaluada.

¿Qué hace un ahorrista tradicional? Si no es inversor en un emprendimiento puede, por ejemplo, colocar el dinero a plazo en un banco a cambio de un interés. Pero hoy aún no se ha recuperado la confianza en el sistema bancario, entonces…Yo, que tengo U$S 150.000 en mi casa, ¿cómo los invierto?.

Formas alternativas de crédito

Ya tenemos las dos cosas más importantes: gente sin plata que sabe y quiere producir, y gente con plata que no tiene cómo producir pero quiere invertir.

Estoy en el negocio del momento, produzco un commodity (soja) que se puede colocar sin esfuerzo y que el precio me es ventajoso, ¡no voy a perderme el negocio por no tener crédito bancario!.

Con este panorama aparecen en escena figuras jurídicas que no tenían demasiado uso antes de esta “oportunidad”:

* El Fideicomiso: Contrato inspirado en la “confianza”, según la ascendencia latina del término, regulado por la Ley 24441 de 1995. Partes: por un lado se obliga al Fiduciante a entregar un patrimonio y tiene derecho a la devolución del patrimonio. Por otro lado, el Fiduciario tiene la obligación de recibir y administrar el patrimonio y el derecho de una contraprestación económica. Finalmente, el Beneficiario recibe el resultado del contrato.

Como herramienta de crédito puede funcionar unificando al Fiduciante y al Beneficiario en una misma persona, cosa perfectamente posible.

Como alternativa se puede presentar una entidad bancaria o financiera como Fiduciaria, acercando directamente las partes ahorrador e inversora. La seguridad que brinda es que el Fideicomiso es una persona diferente, y ante terceros responde el patrimonio fideicomitido.

* El Mutuo: por intermedio de éste se formaliza un préstamo entre particulares en un contrato. Partes: se obliga al Mutuante a entregar una suma de dinero y tiene derecho a una contraprestación dineraria. Por otro lado, la Mutuaria tiene la obligación de pagar la contraprestación convenida, y devolver el dinero al vencimiento del plazo convenido y el derecho de hacer uso del dinero.

Puede ser un instrumento de inversión para quien tiene un ahorro y desea obtener una renta mensual, y un medio económico de procurarse efectivo para el empresario.

Costos de uno y de otro

El Fideicomiso es una persona jurídica diferente a las partes participantes, por ello acarrea similar costo que la formación de una sociedad, léase gastos de escrituración, de inscripción de bienes registrables, y de inscripción ante los diferentes organismos (AFIP, API, Municipalidad) según el objeto del mismo, más allá del asesoramiento profesional pertinente.

En el Mutuo el tema es diferente, podría no tener mayor costo que la confección del contrato. Sin embargo para tener seguridad jurídica es necesario darle fecha cierta al papel que sirve de contrato, esto se logra con un sellado equivalente al 1% del monto prestado.

A partir de aquí, mientras el Mutuo no tiene costos adicionales, el Fideicomiso tiene, para el Fiduciario, el costo propio de una persona inscripta en los diferentes impuestos.

¿Sólo sirven para al sector agropecuario?. Por supuesto que no, este sector ha resultado muy beneficiado con el nuevo contexto económico, ya que es rápido entrar en el negocio y, por otro lado, muy pocos se salieron de él aún en los peores momentos. Ello produjo que sea uno de los sectores pioneros en ingeniarse de esta forma para continuar produciendo, y aún para crecer.

Pero de ningún modo se debe descartar como alternativa para otro tipo de actividad, por el contrario, son alternativas para tener en cuenta. Una economía que se queda sin crédito para la producción está condenada a perder la misma por completo, y una economía sin industrias también está en serios problemas. Por ello es que es muy importante tomar en cuenta todas las alternativas, asesorarse, y largarse a producir. De cada crisis hay una oportunidad, por lo tanto estamos llenos de oportunidades en este momento, ¿qué queremos hacer, quedarnos en lo que fue o tomar las oportunidades que se nos presentan?.

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