Indecisos, versiones de fraude y miles de candidatos en Santa Fe
Así, el hombre con mayor intención de voto para suceder a Carlos Reutemann en la Gobernación sería el socialista Hermes Binner. Pero las mismas encuestas que exhiben al intendente rosarino como el favorito demuestran que en la sumatoria de sublemas, el Justicialismo podría sacar ventaja.
El PJ como lema presenta cinco candidatos a gobernador, pero el hombre que aparece con más chances es el actual diputado nacional, Jorge Obeid. El ex mandatario santafesino eleva como principal estandarte ser el “bendecido” por el Presidente Néstor Kirchner. Mientras que la estrategia del partido se completa con la candidatura de Alberto Hammerly, el hombre “ungido” por Reutemann pero con un elevado desconocimiento popular. Los encuestadores advierten un crecimiento en estos últimos días de su figura, pero que apenas lo haría superar el dígito, y todo gracias a la exposición excesiva junto a Lole.
Reutemann no deja pueblo sin recorrer junto a su “delfín”. Y asegura que el Justicialismo hará “una elección histórica”. Él confía en arrebatarle el poder al Socialismo en la ciudad de Rosario, donde el controvertido Horacio Usandizaga (UCR) intentará conquistar otra vez la intendencia. Pero a su vez, sabe que corre el serio riesgo de perder la ciudad de Santa Fe, donde el fantasma del río Salado mantiene indeciso a casi el 30 por ciento de los ciudadanos.
Durante este último tramo de la campaña, el principal referente opositor logró instalar un tema que enerva al oficialismo: el temor por un supuesto fraude electoral. Binner basa sus sospechas en los tristes antecedentes de la provincia -urnas flotando en el río en la ciudad de Rosario, caída del sistema en 1995- mientras el gobierno reacciona desafiante: “Que las denuncias se hagan en la justicia”, intimó el ministro de Gobierno, Carlos Carranza. Igualmente, el mismo funcionario confirmó que vedores de la OEA, del Partido Demócrata Cristiano de Chile, y del Partido Republicano de los EEUU controlarán la elección.
El 7 de septiembre, no sólo será engorroso el comicio, sino también el escrutinio. Los 2.234.151 electores distribuidos en 6.934 mesas podrán optar entre más de 44 mil candidatos, gracias a la “prolífera” Ley de Lemas. Deberán votar para elegir senador y diputados nacionales, gobernador y vice, legisladores provinciales, intendentes y presidentes comunales. Y todos aparecerán “alineados” en una boleta sábana de más de 66 centímetros de largo, con siete cuerpos sin troquelar -otra complicación ante un posible corte-.
Por la complejidad del acto, los simulacros estimaron que el elector demandará dos minutos promedio para elegir y emitir su voto. Por ello, no se descarta que el horario habitual de votación deba extenderse más allá de las 18. Esto, más el fárrago que representará contar los sufragios de miles de candidatos para siete categorías diferentes, harán retrasar el escrutinio de manera irremediable.
El mismo Carlos Reutemann aventuró que recién “entre la 1.30 y 2.00 de la madrugada” del lunes 8 de septiembre se conocerá la primera proyección. “Los resultados estarán tarde, tarde, tarde, tarde”, repitió cuatro veces para que no quedaran dudas.