Jóvenes que hablan con el corazón
Nosotros, los postmodernos
¿Por qué la sociedad nos juzga constantemente? ¿Por qué nos subestima y nos usa sólo para cuando nos necesita? ¿Cree, acaso, que no sabemos decidir y pensar por nosotros mismos? Si no somos nosotros
los que estafamos a las personas jugando con ilusiones, los que a cada momento, según
la convivencia, cambiamos nuestras convicciones,
los que desviamos la vista ante las irregularidades continuas y sonreímos diciendo “todo está bien”,
los que prometemos para después no cumplir
Somos, simplemente, los jóvenes de hoy y los adultos de mañana, para algunos, la perdición del mundo
pero, afortunadamente, para muchos, el futuro de la humanidad.
La infancia perdida
Un día cualquiera, Una hora cualquiera, Una estación de ómnibus cualquiera, Ella pasó a mi lado, y por más que se paraba en punta de pie no llegaba a mis rodillas, pero su mirada perforaba el corazón y alcanzaba el alma, buscando cobijo, una palabra
cariñosa, una palabra dulce. 4 años tengo, decía, y su manito afanosamente intentaba representarlo. 4 años tengo, y estos chocolates cuestan “así de poquito”,
cualquiera, todos cuestan igual Infancia perdida, ojitos tristes, búsqueda de amor. Infancia perdida, rodillas lastimadas, risas escondidas. Infancia perdida, juegos sin jugar, explotación sin límites.
Dame la oportunidad
Dame la oportunidad de llegar a tu corazón… y descubrir tus secretos. Dame la oportunidad
de ver más allá de tus ojos… y encontrar tu alma.
Dame la oportunidad de enjugar tus lágrimas…
y compartir tus tristezas. Dame la oportunidad de
reír contigo… y multiplicar tus alegrías. Dame la oportunidad de quererte y ser tu amiga.