Santa Fe
Vecinos de Recreo se autoevacuan de un pueblo invadido por las aguas Crédito: El Cronista Regional

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Doble tragedia. Una, la de la naturaleza cabalgando sobre las aguas de un río desbordado, para sembrar muerte y destrucción inenarrables. En los televisores el agua no ahoga, no roba, no embarra, no pudre, no destruye, no clausura el futuro. En la realidad sí. Achicados los números de los damnificados que siempre tienden a convertirlos en montón, cuando la mirada se fija sobre cada persona, sobre cada familia, sobre cada historia, la tragedia es inmensa. Hasta superar los límites de la compasión. La Nación se ha conmovido. Y ha reaccionado con amor, que es la única terapia para el dolor impotente. La desorganización quitará eficacia a ese amor mostrado en cada cuadra, en cada barrio en cada comunidad, pero Santa Fe sabe del cariño de la nación entera.

La otra tragedia. La tardía reacción del Estado. Las campañas políticas absorben dinero y preocupaciones. Los Organismos de defensa y prevención no disponen de presupuesto. Conservando su estructura burocrática no disponen de medios indispensables para cumplir con su función. Porque cada publicidad, sólo con el pago de los medios, a nivel nacional cuesta $300.000, diarios. Sólo la filmación para un Noticiero Nacional de un inicio de campaña provincial, $45.000. Son cifras que se pescan como al pasar, de pequeñas infidencias que se cuelan.

Pero frente a todo esto tan doloroso y a veces indignante, nos queda otra evidencia. La gente está presente. El pueblo supera, con su actitud generosa y pronta frente a las tragedias, toda la corrupción de sus Dirigentes. La aventura de Malvinas lo mostró. Y también esta acometida de la naturaleza en Santa Fe.

No hay que caer en la tentación de calificar estos acontecimientos como castigos de Dios, ni de dejarnos llevar por la indiferencia de mirar hacia otro lado, afirmándonos privilegiados porque no nos ha sucedido a nosotros. En realidad la posibilidad del ser humano de sacar bien aun de los males más graves, ha logrado una vez más, darnos un doble mensaje. Primero, que las soluciones de los males graves vienen desde abajo, desde la unión del pueblo. En el fondo, son los pobres los que ayudan y ayudarán más a los pobres, porque aunque no dispongan de medio sofisticados, tienen grande el corazón. Y el segundo, que, aunque parezca que nunca somos capaces de unirnos en este clima individualista, sembrado y exigido por un sistema inhumano, hay realidades que llaman a la conciencia popular y hacen brotar la solidaridad. Fue una experiencia, en nuestra grave crisis argentina, de desocupación de hambre y desnutrición y de naufragio de todas las seguridades, la integración de numerosos grupos de resistencia, de reclamo, de iniciativas y trabajo.

Las tragedias tocan tan profundo el espíritu humano, que llegan a hacer rebrotar las raíces de lo mejor de nosotros mismos. Que ponen de nuevo en el optimismo de creer en el hombre.

Por el Pbro. José Guillermo Mariani.

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