Un Paseo de Memorias
Nació en Laguna Paiva de una familia donde el diálogo de sobre mesa se tornaba en discusiones filosóficas defendiendo posturas de cultura y libertad. Demetrio Díaz Acuña, su padre fue un luchador demasiado comprometido para la época donde a las luchas políticas las vivió con cultura de visionario, poeta, escritor, actor, director de teatro y cine; además ferroviario.
Elena, lectora incansable escribe desde su niñez. Su mente recorre paseos inolvidables de historias y ferrocarril, recuerda el traslado en tren desde Tucumán hasta Buenos Aires de una urna con los restos del soldado desconocido, que luchó por la Patria contra los españoles y al pasar por Laguna Paiva se organizó un homenaje sobre una chata del tren engalanada. Elena, muy pequeña, recitó una poesía de su autoría frente a la comitiva militar y público, en las memorias estudiantiles guarda la figura de Luciano Riquelme Atienza entregándole un reloj pulsera como premio a una composición literaria escrita por ella, que fue editada en la revista Guión, de la biblioteca Alberdi.
Apenas recibida de bachiller se casó y su vida tornó a dedicarse a la familia y educación de los hijos, Susana y Daniel. Por el trabajo en el ferrocarril de su esposo vivieron en diferentes provincias argentinas, mantuvo una intensa correspondencia con sus familiares paivenses relatando sus fascinantes experiencias junto a distintas razas que conoció en climas especiales, en lugares a veces inhóspitos, en malas y buenas circunstancias e importantes movimientos ferroviarios. En 1961, en medio de la gran huelga ferroviaria nacional, se encontraba viviendo en Monte Quemado (Santiago del Estero) cuando escuchó por radio “Tiroteos en Laguna Paiva….” Fueron momentos durísimos de miedo y preocupación estando tan lejos pensando en los suyos.
Biblioteca y revista
En la década de 1990 regresó a la localidad e ingresó a trabajar en la revista Identidad de la Biblioteca Alberdi. Su pasión la llevó a investigar sobre los comienzos de Laguna Paiva como sociedad, además, nacimientos de instituciones locales y otras, como, “La Huelga del 61”, “Mate Cocido (el bandido)”, crónica que fue además publicada por “El Cronista Regional” y “El Litoral”. Tanta dedicación la llevó a integrar la Comisión Directiva de la Biblioteca Alberdi ingresando como vocal hasta ocupar la presidencia. Épocas de cambios que golpearon duro a la comunidad donde el cierre de los talleres ferroviarios afectó todo, destacando las renuncias masivas de socios de bibliotecas, luego la crisis del 2001 y cierre del frigorífico de Nelson (muchos empleados eran paivenses) e inundaciones del 2003 paralizaron actividades por tiempo estimables algunas, otras indefinidamente. Integrantes de la Comisión Directiva, personas particulares y bibliotecarias lucharon por continuar manteniendo en alto el prestigio con eventos, con artistas de excelencia, con recitales, exposiciones, etc.
El silencio cubre un momento los recuerdos, papeles, fotos, en éste paseo de memorias donde la voz de Elena se eleva para expresar a El Santafesino…
“Tengo que destacar al Certamen Literario que se denomina Luciano R. Atienza, que desde 1993 lleva el prestigio de la biblioteca a todo el país. A las revistas Guión e Identidad, por ser reservorios de información histórica para el presente y futuro. El haber conocido y participado con personas que pusieron amor en cada trabajo para la biblioteca, el acompañamiento especial de Lilia Nose de Zede, que al igual que yo, por ser mayores transitamos en la historia de la biblioteca y no quiero olvidar haber participado con el grupo conciencia incursionando en programas televisivos y tantos otros temas en el tiempo”, dijo.
En 2007 se retiró de la comisión pero su paso por la Biblioteca Alberdi continúa a diario. Elena Díaz, con un mundo interior construido y preservado, como una obra de arte y herencia de cultura. Gracias.