
Escrutinio y después
Las elecciones primarias del 19 de abril en la provincia de Santa Fe dejaron un sabor amargo en el oficialismo. Por errores propios y ventajas ajenas, el socialismo sufrió un embate en las urnas que le exigirá autocrítica y redoblar esfuerzos para mejorar ese resultado en las generales de junio. Es cierto que si se comparan las fuerzas, el PRO superó por apenas 3400 votos al Frente Progresista. Es cierto también que sería equivocado trasladar automáticamente el resultado de una primaria a una general. Es verdad, además, que muchos santafesinos no votaron y que otros que sí lo hicieron, eligieron candidatos que ahora ya no estarán en la compulsa. Aun así, el socialismo no puede soslayar que los votos de Miguel del Sel le son propios, y que nadie puede garantizar una transferencia automática de los votos de Mario Barletta hacia la figura del socialista.
El veredicto de las urnas encontrará sus razones en múltiples causas: irá desde las respuestas insuficientes a la situación dramática generada en la provincia por la inseguridad y el narcotráfico, hasta las mezquindades y fallas en el armado electoral. Asimilar ese resultado e intentar revertirlo será una de las tareas del oficialismo, pero también, asegurar que en los comicios de junio, no haya margen de duda sobre el escrutinio provisorio, que vuelva a colocar a Santa Fe en el escenario mediático nacional como una provincia en la que a raíz del controvertido recuento de votos, el resultado electoral difundido no es confiable.
Las fallas en ese sentido, también fueron diversas: falta de formación en autoridades de mesa, gran deserción, voluntarios improvisados, jefes de locales que abandonaron las escuelas y se llevaron telegramas a sus casas, y decisiones pocos felices para la elección de los vocablos usados en la web oficial, que confundió a propios y extraños. Todo ello deberá ser materia de revisión de parte del gobierno de la provincia, para garantizar no sólo que los resultados se informen a la mayor brevedad posible, sino y fundamentalmente, con la mayor veracidad y precisión.
Y para cuando las aguas se calmen, más allá de quién resulte electo en los próximos comicios, quedará también como materia pendiente un análisis detenido y despojado de intereses sobre el actual sistema electoral de boleta única, que en la actual gestión encuentra a un gobernador con cámaras legislativas en manos de la oposición, pero que desde diciembre, podría dejar en el escenario a un mandatario de un signo político, a una mayoría en Diputados de otro partido, y de otro, en el Senado. Allí estará en juego la gobernabilidad de la provincia.