
Fuerte deterioro del tejido industrial en Santa Fe durante la última década
El trabajo al que accedió El Cronista Regional y ahora se publica en exclusivo se denomina “Rotura del tejido industrial y profundización de los desequilibrios territoriales en la provincia de Santa Fe durante los ‘90. Una crítica al Consenso de Washington” , década gobernada por Carlos Reutemann -1991-1995- (reelecto en 1999 y con mandato hasta 2003) y Jorge Obeid -1995-1999-.
Sus autores son Ramiro Fernández, investigador del Conicet e integrante del Departamento de Geografía de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL); y Gustavo Peretti y Laura Tarabella, ambos también integrantes del área académica mencionada. Además contó con la colaboración de Marta Villalba.
Con tenor crítico, analizan los impactos generados por la aplicación en territorio santafesino del Consenso de Washington (WC), política impuesta en América Latina durante los últimos 20 años, en el contexto de un posicionamiento hegemónico del enfoque neoliberal.
Esta tendencia reinstaló el esquema neoclásico de funcionamiento económico y social que asimila el desarrollo al crecimiento, y promueve la desaparición del concepto de desarrollo para centrarse exclusivamente en la expansión del producto (crecimiento) para diagnosticar la prosperidad por la que atraviesa la dinámica económico social de un país o una región. Por ejemplo, con un crecimiento de varios puntos del PBI durante los gobiernos de Carlos Menem-Domingo Cavallo, Argentina, con una economía floreciente, se posicionó -se dijo- como un país del primer mundo… Como señala este trabajo, el marcado aumento del crecimiento del PBI era exhibido por funcionarios y defensores de la “estrategia” como el indicador hegemónico de las saludables transformaciones operadas sobre la base de las políticas desreguladoras y privatizadoras que estructuraban el mensaje de dicho “Consenso”.
“Sin embargo -se advierte- cuando en ese mismo caso (el argentino) nos detenemos en un análisis al interior de las dinámicas regionales (provinciales), podemos verificar claramente las señaladas disonancias entre crecimiento y desarrollo, así como, lo que es muy relevante, la debilidad del primero ante la ausencia del segundo, considerando para ello el fuerte deterioro del tejido industrial y el concomitante cuestionamiento a la convergencia social y especial comprometidos en los procesos de trickling down (goteo hacia abajo) que auguraba el enfoque neoclásico potenciado por el WC”.
Preguntas y respuestas
A los fines de facilitar la comprensión del estudio, plantearemos esquemáticamente los cuatro interrogantes que antes de cada conclusión, se formularon los propios investigadores.
a)- A través de las transformaciones generadas en América Latina durante los ‘80s y ‘90s, a partir de la implementación de los generalizados procesos privatizadores y desreguladores: ¿tuvo lugar este crecimiento augurado por el WC?
Hay dos indicadores que se utilizan para analizar el comportamiento del crecimiento son: el Producto Bruto Interno (PBI) a nivel nacional, y el Producto Bruto Geográfico (PBG) a nivel provincial.
Fernández, Peretti y Tarabella responden al primer interrogante señalando que cuando se analiza la variable de crecimiento a través de estos indicadores, “observamos que Santa Fe mostró a lo largo de los ‘90s un comportamiento disímil. A inicios de los ‘90s se manifiesta un importante crecimiento en el ámbito nacional que contrasta con las tasas negativas a nivel provincial, tasas estas últimas que terminan mostrando una recuperación hacia 1993 y que, de todas formas, tiene techo en 1994. A partir de 1995, con la crisis del tequila, se produce un marcado descenso conjunto de ambos productos nacionales y provinciales, convergiendo la dinámica de los mismos con una corta recuperación en 1996-97 y un debilitamiento a partir del 98 que funda el largo ciclo recesivo que llega entrado 2000”.
El PBI nacional experimentó durante los ‘90s un crecimiento acumulado marcadamente mayor que el PBG provincial: 48,8 % contra 9,15 %. Específicamente, el crecimiento del PBI industrial en Santa Fe mostró un marcado dinamismo, superior al crecimiento industrial nacional.
b)- ¿Qué sucedió con el tejido productivo, y centralmente con el tejido productivo industrial, durante esta etapa? ¿Compatibilizó o divergió el comportamiento de dicho tejido con aquella dinámica de crecimiento?
La investigación advierte que esta fuerte expansión del PBG industrial no llevó a una consolidación de los actores manufactureros provinciales. Volviendo a seguir un patrón de comportamiento nacional, el fuerte crecimiento a nivel del PBI durante la primera mitad de los ‘90s corrió en forma paralela a una fuerte reducción del 20,8 en el número de establecimientos industriales y del 24,4 en el empleo industrial entre 1985 y 1994 (período intercensal). En otras palabras, hubo crecimiento industrial con menos fábricas y menos empleados.
c)- ¿Cómo se explica la dinámica de ese tejido productivo industrial?
Según los profesores, “en consonancia con las bases teóricas del WC, se podría sostener que la pérdida de establecimientos y empleo industrial, es decir de tejido productivo, forma parte del proceso de reestructuración y modernización del aparato económico general y del industrial en particular”. Sin embargo, “si la desindustrialización en contexto de crecimiento que exhibe una provincia como Santa Fe, se debiera, como sostienen los enfoques ‘modernizadores’ del WC, por el ingreso a una sociedad post-industrial basada en los servicios, la caída de establecimientos industriales debería haber encontrado compensación en el desarrollo experimentado por el sector comercial y de servicios. Sin embargo, la caída en un 20,8 por ciento de los establecimientos industriales fue acompañado (y no contrarrestado) con una caída del 6,52 por ciento en establecimientos comerciales y de servicios”. Respecto del empleo, la tasa de aumento fue de 19 en el comercio y servicios contra una caída del 24,4 en el sector industrial.
d)- ¿Se acompaña la dinámica del crecimiento con el preanunciado proceso de convergencia económico, social y espacial?
“El proceso de crecimiento que acompaña a las reformas estructurales deberían haber alentado un proceso de reducción de las asimetrías sociales y espaciales en el orden provincial. Sin embargo, los datos dan cuenta de una fuerte divergencia”, precisa el trabajo.
La investigación concluye que el crecimiento no fue acompañado durante la década por una reducción de los indicadores sociales de mayor sensibilidad como la pobreza y el desempleo. Observa además, que el desempleo provincial experimentó un crecimiento casi constante durante toda la década. (N. de R.: En 1991 -al inicio del primer gobierno de Reutemann-, la tasa de desempleo alcanzaba el 14.4% en el aglomerado Santa Fe y 10.8% en Rosario. En 2001, diez años después y con dos años más de gobierno reutemanista, la tasa de desempleo trepó al 16.5% en Santa Fe y 20.2% en Rosario. En mayo de 2002, a 23.4 y 24.3 % respectivamente. Además, el 57.8 % de las personas en en Santa Fe son pobres y el 56.2 % en Rosario, según la medición de mayo 2002-Datos Ipec/Indec).
Desindustrialización
En los tramos finales, se advierte que “el fuerte proceso de desindustrialización provincial, se dio en el contexto de un marcado aumento de las disparidades productivo-territoriales”. En tanto, “la rotura de tejidos industriales espacialmente asimétrica, perfora la dinámica social, (…) que se traduce en la pérdida de recursos jóvenes y capacitados”. La caída de establecimientos industriales, provocó el éxodo de muchos jóvenes en las zonas Norte y Centro de la provincia.
Además de confirmarse las debilidades del WC, se concluye que no sólo debe atenderse la expansión del PBI en el corto plazo, sino también la solidez productivo territorial. “El debilitamiento de los tejidos productivos, actúa directa y negativamente a nivel territorial sobre la cohesión social, a la vez que quita viabilidad a los esquemas virtuosos oferta-demanda, ahorro-inversión, sobre los que se edifican los sistemas regionales y nacionales de acumulación” argumenta.
Por último, razona que “el grado de solidez del tejido productivo constituye un prerequisito para obtener conjuntamente un satisfactorio nivel de cohesión social que impida a nivel territorial el agravamiento de las asimetrías sociales y, a su vez, para sentar las bases para el desarrollo de un aparato de acumulación y reproducción lo suficientemente dinámico y competitivo que le otorgue al crecimiento un horizonte más extenso y menos cortoplacista que el que ha demostrado en nuestra experiencia nacional y regional”.