La gente entiende que la gestión pública es deficiente y cara
La caída de la convertibilidad, la devaluación, la retención y conversión de los depósitos bancarios y el dinero circulante en las instituciones financieras, y la evidente carencia absoluta de un plan de coyuntura y la mas que obvia incertidumbre sobre el modelo económico que reemplazará al hasta hace poco instalado, hacen que todos los argentinos incluyendo a los anteriores supuestos ganadores, los estancados y perdedores con sueños de mejorar sientan, con razón, que perdieron. Los excluidos casi tienen asumido su rol, lo cual no impide que estén cansados del mismo. Pero concluyendo entonces, la sociedad toda percibe que en el juego de la perinola cayó “todos ponen” o de otra forma “todos pierden”. Y en la pérdida se incluye la ilusión.
Primera y lineal conclusión del conjunto social: Todo el sector público, todo el Poder del Estado es ineficiente, no resuelve nuestros problemas y además los agrava.
Luego, todo lo que represente ese Poder resulta imputado como responsable y culpable de todos los males de la Argentina. Así resulta con los Presidentes, los Ministros, los Gobernadores e Intendentes, los legisladores de todo orden, los partidos políticos, los jueces y la policía. De la larga lista se deben excluir algunos que han sabido presentarse como eficientes en la gestión y no culpables y/o responsables de la situación general. De todas formas este puñado no hace mas que confirmar la regla.
Sálvese el que pueda
En este escenario es previsible también que cada uno de estos sectores y actores pretenda salvarse o bien, intente apuntar el reproche público hacia otros. En estos casos los recursos son variados y van desde la autocrítica acompañada de acciones en línea con lo que suponen que la gente espera de ellos, hasta poner a los medios de comunicación, abusando de las partidas de publicidad oficial, en atacantes despiadados de los otros sectores representativos del Poder del Estado. El final es previsible, los mas castigados terminan siendo los partidos políticos y los cuerpos deliberativos. Y si bien, alguien podría decir que abunda la mala fe, la mentira o la exageración, la amplia difusión de los defectos y un nulo reflejo de las acciones positivas; no es menos cierto que existen elementos objetivos que permiten tales ataques y críticas despiadadas.
El primer pensamiento que asalta al ciudadano es que tiene un sistema político caro. Que los sueldos de los diputados, senadores, concejales y todo el personal político son altísimos. Que todos ellos gastan millones de pesos que “pagamos entre los ciudadanos.”
El segundo pensamiento es que “por lo que trabajan los políticos, deberían hacerlo gratis.”
Finalmente pensarán que “si estamos así es por los políticos y que en realidad tendrían que irse todos. Y si alguna vez vienen otros, que lo hagan gratis.”
La población de Argentina hoy se encuentra dominada por estas ideas, pero en distintos estadios según sus realidades locales. Así en Capital Federal parece ir increcendo el último estadio, en Rosario parece estar instalado el segundo y en Santa Fe ya está firme el primer estadio y el segundo se encuentra en progreso.
Advertencias
-Adviértase que los economistas, salvo Cavallo, el mas popular de ellos hasta su última gestión, no son vistos como los responsables directos del problema argentino y la mayoría de la población escucha y atiende sus opiniones aunque mas no sea para afirmar sus propias apreciaciones.
-Adviértase que los grandes empresarios argentinos son vistos como los beneficiarios de siempre, luego no pueden resultar simpáticos, sin embargo Francisco Macri, presidente de Boca recorre todas las canchas de fútbol del país y si recibe algún insulto es por su condición de boquense; y que sepamos ningún empresario beneficiado por el sistema ha sido víctima de un escrache o ha sido corrido de lugares públicos pese a que sus rostros están en las principales publicaciones del país.
-Adviértase la situación de credibilidad de los medios periodísticos nacionales. Según nuestros datos, los medios menos creíbles son los televisivos sin embargo son los que mas influyen en las sensaciones de las personas; le siguen los medios gráficos, reprochados como interesados en la difusión de la información, sin embargo son los mas influyentes en los criterios de sectores medios supuestamente “bien informados”; finalmente, los considerados mas creíbles son los radiales, pero paradójicamente son los que sufren la mayor desconcentración o dispersión de audiencia. Conclusión y más allá de las encuestas: si se ve en la tele, es como lo interpreta la tele; si lo escribe el diario es como está escrito y si lo dice la radio, es ley.
-Adviértase la situación de los dirigentes sindicales. También están gozando de una muy mala imagen pública, sin embargo esto no es nuevo, hasta el punto que se puede afirmar que están acostumbrados a saberse repudiados. Sin embargo, fuera de un incidente con Daer, no ha tenido difusión ningún otro incidente o escrache ante la casa de alguno de ellos. La derogación de la norma que imponía la necesidad de presentar declaración pública de bienes ante el Ministerio de Trabajo no fue “castigada” por los medios de difusión y nadie en este tiempo ha investigado sobre los gastos de la política sindical. No ha sido difundida la lista de los que no presentaron declaración jurada.
-Adviértase la situación de los dirigentes empresariales. Las asociaciones empresarias no son vistas como responsables de nada. No pueden ser populares por su carácter de tales, pero no aparecen como repudiables y además suelen embestir contra los políticos y sus opiniones tomadas por los medios como aportes valiosos. Esto independientemente que antes apoyaran a Cavallo, a De la Rúa, a Menem, a Roque Fernández, o a Felipe Solá.
-Adviértase la situación de las Fuerzas Armadas. Destacadas por el Ministro de Duhalde por su madurez democrática, en rigor carecen de vocación para asumir el Poder y además del escenario nacional e internacional que convoque a la reserva moral de la patria. Hoy y por ahora, “el coronel no tiene quien le escriba”.
La población en general, por encuestas publicadas recientemente, ha levantado su opinión respecto de ellas poniéndolas detrás de la Iglesia y de las ONG. En los medios de información no se reflejan sus actividades, el nivel de ingreso de sus integrantes ni de sus pasivos y pensiones. Se da como un hecho que el país necesita tener una Fuerza Armada y cuando algo sale publicado es en relación a sus restricciones presupuestarias, las que en los medios generalmente son criticadas.
-Adviértase en relación a las ONG que estas son bien vistas por la opinión pública. Como en todos los casos no existe rigurosidad para separar las mas serias de las que no lo son (en razón de sus intereses o de la rigurosidad científica de sus opiniones o de su nivel de actividad en las ocupadas de cuestiones ligadas a la asistencia social). Adquieren importancia creciente en el espacio de opinión de los medios de comunicación y como grupos de presión, han influido e influyen en el Poder. Aparecen como no ligadas a ningún poder económico, no rentadas y solo preocupadas en el bien común.
-Adviértase respecto de los empleados del sector público. Son vistos por la población como empleados privilegiados que no han visto disminuir sus ingresos y que gozan de estabilidad en sus empleos y ningún nivel de exigencia. Son envidiados y mal tolerados, pero nadie se anima hoy, como sí ocurrió en la etapa de las privatizaciones a pedir despidos masivos.
-Adviértase respecto del sector pasivo. Los jubilados tienen buena prensa en general. Salvo algunos ex funcionarios y según el medio de comunicación, todos los jubilados son vistos como unos buenos viejitos que trabajaron mucho durante muchos años haciendo grandes aportes de dinero para tener una vejez tranquila con una jubilación que les permita gozar de asistencia médica completa, turismo, créditos de consumo en su casa propia jugando con los nietos. Cualquier medida que atenta contra esa idea es vista como un atropello injusto al sueño de la vejez perfecta. Nadie quiere siquiera pensar y mucho menos decir de ese paga dios inaugurado recién hace cincuenta años y que ha sido librado a millones de personas.
-Adviértase respecto de la Iglesia Católica. La institución figura a la cabeza de credibilidad de cualquier encuesta publicada recientemente. La población no advierte ningún grado de responsabilidad de la Iglesia Católica en relación a la situación de crisis que atraviesa el país, por el contrario la visualiza como la mas interesada en aportar para la solución de los grandes problemas que afligen a nuestra gente. No existe asociación entre los beneficios económicos que puede recibir del Estado y su desenvolvimiento, así como tampoco ha penetrado la prédica que pretende relacionarla con intereses económicos concretos de grupos empresarios. Es muy bien tratada por los medios de comunicación, y sus hombres, salvo los sorprendidos en graves delitos “in fraganti”, gozan de generosos y conceptuosos espacios.
Cumplidas estas advertencias debe concluirse así: si los economistas solo son alcahuetes de los políticos pero no deciden; si los empresarios estrella del modelo son unos tipos vivos que hicieron los negocios que les dejaron hacer; si lo dice la tele, la radio y el diario; si los sindicalistas fueron, son y serán chorros y chantas pero antes estábamos mejor; si lo dicen los dirigentes empresarios; si las Fuerzas Armadas no tienen nada que ver, ni tampoco las ONG; si los empleados públicos son unos chantas pero los pobres no pueden tener la culpa; si los pobres jubilados están muertos de hambre, y la Iglesia Católica lo único que hace es bregar por los pobres, por la paz y la justicia social; entonces no cabe duda, la culpa la tienen los políticos. En este escenario aparece la reforma política.
Y casualmente o causalmente impulsada por los Ejecutivos nacionales, provinciales y, en algunos casos, municipales. Se puede “leer” como, allá hay que cambiar. Porque en todos los casos se habla de modificar el régimen de elección de los legislativos, de la reducción de los gastos y del numero de representantes de los órganos legislativos, en segundo orden de ampliar las formas de representación política (lo cual afecta a los legislativos), en tercer orden de la forma de financiamiento de los partidos políticos y finalmente de la forma de elección de los ejecutivos y sus facultades.
Como muestra de lo hasta aquí expresado valga la transcripción de la noticia en el diario El Litoral de fecha 31 de enero de 2002, página 1,columnas 1 y 2, arriba a la izquierda, título: “El gobierno quiere que se apruebe la reforma política”; foto de Duhalde. Debajo de la foto, en negrita: Beneficio. Luego: “El presidente Duhalde dijo que podrán ahorrarse mil millones de pesos.” La nota sigue : “El presidente Eduardo Duhalde adelantó hoy que en estos días anunciará una reforma parcial que enviará en breve al Congreso, y aseguró que permitirá un ahorro de 1.000 millones de pesos, de acuerdo con los cálculos formulados recientemente en el marco de la mesa de diálogo auspiciada por la Iglesia.
Duhalde dijo que la reforma que posiblemente anunciará el sábado junto al paquete de medidas económicas, buscará restablecer la confianza del hombre en los gobiernos y en sus instituciones.” La nota continúa con características risueñas, así se lee: “El proyecto que el Ejecutivo enviará al Parlamento fue presentado por el diputado frepasista Dario Alessandro al llamado Diálogo Argentino, aunque atribuyó su impulso a una decisión del presidente Duhalde.” Mas adelante dice la nota: “El vicejefe de Gabinete, Juan Pablo Cafiero dijo que el proyecto contempla también la reducción de gastos por parte del Congreso Nacional, de las legislaturas provinciales, municipales y de las campañas electorales y destacó que los recursos que se ahorrarán serán destinados a reforzar los programas sociales.”
Perspectiva
Se enfoca a la reforma política como reforma de la estructura política cuando debería asumirse que la Argentina está en estado crítico debido a groseras falencias de gestión pública. Pero algunos se están aprovechando de nuestra tendencia a refundar todo cuando la gestión falla. A romper la institución cuando yerra el funcionario. Algunos están aprovechando el sano impulso de mejora institucional para tumbar las incipientes estructuras de la democracia argentina. Algunos, que hablan loas del mundo occidental, de la economía capitalista, de las democracias exitosas, pretenden para su país, modificar la estructura política que hizo de los Estados Unidos el país deseado por ellos mismos. Es curioso advertir como el paradigma de la libertad, de la representación, del sistema de partidos políticos, de la igualdad para ejercer los cargos públicos, de los ejecutivos controlados por los legislativos, del poder judicial independiente pero garante del sistema establecido por la Constitución, sufre ataques de reforma ante cada circunstancia difícil. Con ello caemos en el juego de ir para un lado y para el otro, alejándonos de la estabilidad de un sistema probado que requiere solamente lealtad en su ejecución y no efímeras reformas que sigan el cambio de humor de la coyuntura social.
La auténtica reforma
Formuladas estas apreciaciones previas, quiero introducirme en lo que interpreto debe tratarse como reforma política.
Esta debe entenderse como reforma en la forma de elección, en la calidad institucional, y fundamentalmente en la gestión de la cosa pública.
La reforma en el sistema de elección de los representantes del pueblo es un tema harto delicado porque puede afectar sustancialmente el concepto mismo de la representación política. Existe hoy una tendencia a exaltar el sistema de elecciones abiertas, entendiendo por tales tanto a las internas con participación de los ciudadanos más allá de su carácter de afiliado; y a las elecciones con listas abiertas, esto es, susceptibles de ser modificadas en su integración por los electores.
En ambos casos la supuesta apertura no hace mas que supeditar la elección del partido político, al voto de los que no lo integran. La oferta de los partidos puede ser modificada por quienes son afiliados a otros partidos o quienes se consideran independientes. En este punto queremos dejar aclarado que nos parece bien que el elector pueda elegir entre distintos candidatos ofrecidos por el partido después de formulada la oferta, pero no antes de concretada la misma.
La idea que sustentamos es que el partido político es un conjunto de personas unidas por ideas comunes, intereses, afinidades, representaciones y un programa de acción, que requieren la formalización de la afiliación. Esta parte de la sociedad tiene el derecho y el deber de elegir de su propio interior las personas que lo representen. Estos serán los candidatos de ese conjunto. Esto no debería impedir que los no seleccionados por las elecciones internas no puedan presentarse a generales como candidatos independientes.
Puede objetarse que mediando esta circunstancia, la presentación de un candidato independiente puede derivar en la derrota del o los candidatos oficiales, pero también debe advertirse que si un candidato derrotado se presentara como independiente y lograra el apoyo de dirigentes y afiliados dispuestos a enfrentar el aparato oficial, sabiendo que con ello disminuye la chance de aquel, es seguro que la cohesión que debe caracterizar a los partidos está seriamente dañada y que forzarla solo puede conducir a mas desgracias en la gestión que la efímera alegría de una elección general ganada. Entendemos que el diálogo y la aproximación de posiciones es la única salida en casos como el considerado, y si ello no fructificara, es preferible que decida la cuestión el libre y natural voto del electorado.
Hay que reformar para buscar eficiencia en el sector público y una disminución real del gasto. La reforma política debe involucrar necesariamente a los tres poderes del Estado Nacional, Provincial y Municipal y debe alcanzar al poder comunal. Debe reformarse la estructura y el funcionamiento de la Administración Central Provincial, la Legislatura y el Poder Judicial. La estructura y funcionamiento de las Intendencias, los Concejos deliberantes y demás organismo descentralizados.
La reforma política, sin maquillaje es lo que debe hacerse. Creer que esta se cumple nada mas que reduciendo el tamaño o eliminado los concejos municipales o las legislaturas provinciales es caer en una ingenuidad que en breve tiempo acarreará mayores males que los supuestos beneficios.
El país necesita que la Nación, cada Provincia y cada Municipio y comuna, mejore su calidad institucional. Esta es una cuestión de peso y no solo de pesos.
La sociedad, en todos los rincones de la patria esta quebrada. Y debe comprenderse que al momento de reconstruir una sociedad las alternativas no son muchas.
Una alternativa pasa por un orden social fundado en la República, con partidos políticos, régimen representativo, Parlamento, justicia independiente a las presiones de las parcialidades. Esta es la forma asumida por los países a los que la gran mayoría de los argentinos queremos parecernos.
Las otras alternativas: la anarquía y la tiranía, destruyen absolutamente aquellas instituciones, suprimen la libertad de los hombres y finalmente terminan con cualquier posibilidad de una recuperación próxima. Esto resulta obvio, pero debe decirse que tampoco nos irá bien si bajo un falso maquillaje acotamos a los organismos de representación popular y de control del accionar de los Ejecutivos.
La ofuscación, la bronca, el odio si se quiere de todos los argentinos, de todos nosotros, no debe conducirnos al suicidio. No podemos atentar contra nosotros mismos. Debemos aprovechar este momento de apertura al cambio para ir a la raíz, a un cambio radical, a una profunda reforma política que alcance a los tres poderes del Estado, pero que fortalezca a las instituciones otorgándoles eficiencia en la gestión, y obviamente suprimiendo los gastos verdaderamente innecesarios. Deberá también eliminarse la legislación, las organizaciones y el funcionamiento de la burocracia que dificulten los negocios y hagan posible la corrupción.
Los argentinos debemos aprovechar el tiempo del cambio en el que estamos y, sin descuidar lo urgente, plantearnos y resolver lo estratégico. Imaginarnos e instrumentar un Estado eficiente, que controle a la actividad privada en la prestación y cobro de servicios, en la calidad de la educación, que provea instrucción pública de calidad, que asista y capacite a los mas pobres para sobrellevar un mas digno futuro, que atienda y capacite a los ciudadanos privados de libertad y les otorgue la posibilidad de integrarse en la sociedad, que cuide y ampare a sus viejos. Un estado que deje trabajar y fomente a los productores cuidándolos de la competencia desleal. Y además que todo ello no sea tan caro para los contribuyentes.
La reforma política es, para nosotros, todo esto. Un verdadero cambio en la gestión de la polis, de la cosa pública, que ni empieza y mucho menos termina en la discusión anecdótica sobre el sueldo de un diputado santiagueño, salvo que en el fondo … nada se quiera cambiar.
Bloque de Concejales de la UCR Santa Fe.