Magro futuro para el deporte
Magro futuro para el deporte

Magro futuro para el deporte

Los argentinos vibramos en numerosas ocasiones por los logros de deportistas nacionales. Depositamos en el ámbito de las destrezas físicas de algunos compatriotas la ilusión, los motivos alegres, el sentimiento nacionalista. Lo cierto es que tuvimos más de una respuesta inspiradora. Principalmente en el año 2002: la selección masculina de básquet sub- campeona mundial (derrotó al “monstruo” estadounidense); las Leonas se impusieron ante el resto de los seleccionados con su hockey; el equipo de voley masculino quedó ubicado dentro de los ocho mejores del mundo con la proeza (comparable con la de los basquetbolistas) de haberle ganado a la tres veces campeona selección italiana.

Pero, ¿acaso tendremos que resignarnos a no contar en el futuro con este tipo de hechos que hacen desbordar la pasión?. La problemática trasciende el hecho de la falta de financiación por parte del Estado Nacional y la ausencia de estímulo para otras disciplinas deportivas que no sean fútbol por parte de los clubes. Es mucho más grave.

A partir del análisis de la crisis actual (índices de desnutrición, cantidad de familias en la indigencia) podemos realizar una deducción que no alcanzará para saber cuáles serán los logros de las futuras generaciones en el ámbito deportivo, pero sí para afirmar que esos logros pertenecerán a determinadas capas o estamentos sociales que, obviamente, no son los marginados. Esos sectores -“privilegiados” de acuerdo al análisis propuesto– son los que pueden asegurar a las personas el acceso a una dieta equilibrada y variada que favorezca y apuntale los procesos de desarrollo y crecimiento. En nuestro país es cada vez mayor la franja poblacional que se encuentra cotidianamente con serias dificultades para asegurar ésto.

La “Pirámide de Selección hacia el Deporte Elite” (1) afirma que –aproximadamente- de un millón de deportistas que dentro de una especialidad podría garantizarse una selección de 20 jugadores “elite”, termina siendo absolutamente condicionada y determinada por esta circunstancia. Ciertas características biotipológicas y culturales indican la probabilidad de destacarse en algunas disciplinas deportivas, como es el caso de los corredores mediofondistas y fondistas de África. Pero las características genéticas no alcanzan para asegurar el posterior desarrollo y explotación al máximo de esas virtudes. Volviendo al ejemplo de los atletas africanos, es apreciable la cantidad de becas y contratos que reciben desde Europa y Estados Unidos para garantizar el cubrimiento de todas sus necesidades.

Diferentes corrientes reconocen la importancia de la alimentación para el desarrollo individual y social: desde psicomotricistas (2) pasando por adherentes a la psicogénesis (escuela y teoría desarrollada en sus inicios por Jean Piaget) hasta la sociogénesis de Vigotzcky. Los primeros cinco años de vida son determinantes para el desarrollo ulterior de una persona, por lo tanto, las condiciones de existencia durante ese período de la vida condicionarán en cierto sentido a períodos posteriores.

Por Marina Ramayo y Pilar Guala. Referencias: (1) PAISH, Wilf. “La dieta en el deporte. Ed. Tutor. Madrid. 1990. (2) RUIZ PEREZ, Luis Miguel. “Desarrollo motor y actividades físicas” Gymnos. Madrid. 1994.

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