
Diabetes: anticipar el diagnóstico puede evitar la ceguera
Si bien es conocida desde hace tiempo, la diabetes es considerada una de las enfermedades del nuevo milenio. Tiende a crecer en las sociedades desarrolladas, a edades más tempranas, impulsada por los hábitos de vida sedentarios y la obesidad. Además de los factores de riesgo culturales existen predisponentes genéticos que influyen en el desarrollo de la enfermedad.
La diabetes es una afección en la cual el organismo tiene dificultad para regular el metabolismo del azúcar que surge por deficiencia de insulina -hormona naturalmente segregada por el páncreas- y se manifiesta como un descontrol de los niveles de glucosa en la sangre.
El tratamiento a un paciente diabético consiste en regresar el azúcar de la sangre a los niveles cercanos a lo normal y mantenerlos estables pero si no es diagnosticada a tiempo puede afectar el aparato cardiovascular, el sistema renal, los nervios periféricos y la retina.
Los efectos que ocasiona la diabetes sobre la retina – superficie interna del fondo del ojo – se traduce en retinopatía diabética no proliferativa, que es muy frecuente, y constituye la exudación de los vasos sanguíneos intraoculares y retinopatía diabética proliferativa, que es la más grave, y se produce mediante el crecimiento anormal de nuevos vasos sanguíneos más débiles y propensos a romperse generando lesiones y hemorragias. Ambas pueden aparecer por separado o coexistir.
Las estadísticas
La Organización Mundial de la Salud estima una incidencia entre el 7 y el 8 por ciento, con lo que la Argentina tendría una población diabética de más de dos millones y medio de personas.
Según datos de la American Academy of Oftalmology, un 24 por ciento de los diabéticos de Tipo 2, diagnosticados hace menos de 5 años y que no usan insulina, tiene algún grado de retinopatía. En los que usan insulina, lo que supone un estado de la diabetes más avanzado, la proporción se eleva al 40 por ciento. En la población con más de 19 años de convivencia con la diabetes Tipo 2, la proporción se eleva al 53 por ciento y en los Tipo 2 insulinodependientes al 84 por ciento.
Comparativamente, si la diabetes Tipo 2 se prolonga por más de 25 años, un 25 por ciento desarrollará la peligrosa forma proliferativa. En cambio, en los diabéticos de Tipo 1 se presenta alguna retinopatía después de los 5 años y en el 60 por ciento de los casos, luego de 10 años.
XVIII Congreso Argentino de Oftalmología
En el Sheraton Hotel de la ciudad de Buenos Aires se realizará el XVIII Congreso Argentino de Oftalmología entre el 18 y 22 de julio del corriente año. En la oportunidad, oftalmólogos y especialistas en diabetes presentarán un Consenso en virtud de que el tratamiento precoz de las retinopatías puede evitar la llegada a etapas irreversibles pero necesita un trabajo conjunto de los eslabones de la cadena de atención al paciente diabético.
“Este acuerdo acerca de cómo y cuándo tratar las retinopatías diabéticas va a redundar en beneficio del paciente, sobre todo si se trata de una enfermedad tan común”, explica el Dr. Carlos Argento, presidente del XVIII Congreso Argentino de Oftalmología.
La enfermedad de la retina lleva al deterioro de la visión. “Cuando la retinopatía diabética está muy avanzada es muy difícil de revertir, porque luego de muchas hemorragias la retina puede quedar en muy mal estado pero todo esto puede, generalmente, evitarse si se trata precozmente”, advierte el especialista.
La importancia de la prevención y el diagóstico precoz
La enfermedad esta subdiagnosticada por su condición de “silenciosa”. Esto significa que al principio sólo se detecta mediante análisis de laboratorio ya que sus manifestaciones son tan escasas que puede no dar síntomas hasta que produzca algún daño.
En Gran Bretaña, el United Kingdom Prevention of Diabetes Study (UKPDS) reveló que al momento de ser diagnosticados, más de la mitad de las personas con diabetes Tipo 2 ya cuentan con alguna complicación (ocular, vascular, renal u otras). “Eso demuestra cuán severa es la afección, porque al no haber dado síntomas, las personas no habían consultado al médico”, advierte el Dr. José Costa Gil, Presidente de la Sociedad Argentina de Diabetes, quien participa de la elaboración del Consenso.
El especialista señala que “la diabetes es la principal causa de pérdida absoluta de la visión en personas en edad activa”, por esta razón, según las pautas de tratamiento de la patología “es obligatorio que las personas diabéticas se hagan el examen oftalmológico una vez al año”. A partir de allí, “el oftalmólogo determinará si es suficiente con ese examen o si es necesario recurrir a estudios más complejos”.
Ante el descubrimiento de una retinopatía, “lo primordial para el médico clínico es mejorar el control de la diabetes. La glucosa elevada durante mucho tiempo, es lo que seguramente llevó a esa condición”, explica el Dr. Costa Gil.
Existen estudios que prueban que la relación entre la hemoglobina glicosilada, utilizada para conocer el grado de control de la diabetes, y la afectación de la retina. Por lo tanto, si se mantienen niveles aceptables de hemoglobina glicosilada se puede evitar o retardar las complicaciones de la enfermedad. Es preciso tener en cuenta que la hipertensión arterial, un factor común en los diabéticos, aumenta el riesgo de padecer o complicar la retinopatía diabética.
La Dra. María Alejandra Carrasco, docente del área de Oftalmología del departamento de Medicina Interna de la Universidad Nacional de Cuyo y coordinadora del Consenso, reconoce que “muchas veces se está llegando tarde por falta de comunicación entre los especialistas”.
Ejemplo de ello es cuando los “pacientes que vienen a la consulta a cambiar sus anteojos comentan que hace varios años que tienen diabetes pero nunca se realizaron un estudio de fondo de ojo, o bien, si no se conoce que el paciente es diabético una operación sencilla de rutina puede acarrear complicaciones” menciona la médica. Además, recuerda que la diabetes se asocia con más frecuencia a otras afecciones de la visión, como cataratas y glaucoma.
Para la Dra. Carrasco, el Consenso servirá para llegar “a todos los oftalmólogos y médicos clínicos”, ya que son estos últimos quienes llevan el seguimiento de los pacientes con diabetes. A largo plazo se proyecta elaborar un registro único de estos pacientes, dado que “no se cuenta con estadísticas”.
El tratamiento
El Dr. José Costa Gil aclara que las nuevas drogas para la terapéutica de la retinopatía están aún en fase de ensayos clínicos. Los oftalmólogos disponen de tratamientos de fotocoagulación mediante láser, con el que se cauterizan los tejidos de la retina dañada y de sus vasos sanguíneos.
Por su parte, el Dr. Carlos Argento indica que se agregó recientemente un tratamiento para la forma proliferante, mediante una droga de inyección intraocular. “Si aún no fuera suficiente, será necesario hacer una vitrectomía, que es la extracción del vítreo ocular” explica el especialista y asegura que hoy “un paciente con un buen control de su diabetes y un buen control oftalmológico tiene muy pocas posibilidades de perder la visión”.