La hora de cambiar
La hora de cambiar

La hora de cambiar

Analicemos datos concretos de la crisis, originada hace varios años y que estalló semanas atrás, y los posibles cambios de los que hablamos, al margen de “el” cambio que la comunidad deberá decidir dentro de unos meses cuando se elija a un nuevo intendente en Laguna Paiva:

-El primer y principal cambio se debería experimentar ahora en el seno de la comunidad: parte de ella se viene manifestando con valentía y compromiso ante situaciones que en diversos ámbitos considera injustas. La ruptura (ahora) pública del contrato social ocurrida con el supuesto accidente que involucró al intendente Gudiño, es un punto de inflexión en la conducta comunitaria: perder el miedo para exigir cambios. Cambios en la gestión de gobierno y en la gestión legislativa.

-El segundo cambio debe pasar por la actitud y conducta del intendente Gudiño. Su obstinada postura de gobernar de espaldas a su pueblo y su falta de decisión política para introducir cambios en diversos ámbitos de la vida social paivense, hubiesen tenido una ‘revancha’ (varias veces inclusive) antes de los tristes acontecimientos descriptos. Parece evidente que sus antecedentes no le permitieron darse la posibilidad de “dialogar” con su pueblo para salir adelante.

-El tercer cambio podría darse en la gestión del gobernador Carlos Reutemann en relación a los conflictos diversos sucedidos en comunas y municipios de la provincia de Santa Fe en los últimos años. Su permanente postura de no intervención, si bien se basa en correctos argumentos legales vigentes acerca del funcionamiento de las instituciones de la democracia (en este caso, la autonomía municipal), de acuerdo a la gravedad del caso está reñida con la ética y la capacidad de adoptar decisiones firmes más allá de la -por momentos- absurda, caprichosa y cómplice disciplina partidaria.

En estas instancias, es la comunidad de Laguna Paiva quien está más cerca de cambiar. Sin lugar a dudas, la movilización social debe estar acompañada de una construcción política que permita, con el tiempo, alcanzar transformaciones concretas en la realidad social. Y este es el momento: en esa ciudad hay suficientes reservas morales e intelectuales para forjar nuevos espacios de participación capaces de revertir, con propuestas y acciones, la triste realidad que no merecen vivir los habitantes de esa, en otros épocas, pujante sociedad.

Por parte del intendente, su descrédito político evidencia un modo de desempeño al frente de la Municipalidad durante 14 años y -por lo tanto- las posibilidades de revertir su conducta parecen improbables. Cualquier actitud positiva alcanzaría al menos a ser un gesto en los pocos meses de gestión que restan.

Una acción del gobierno provincial en favor del pueblo paivense, santafesinos a quienes representan sus dirigentes, sería acorde a la transparencia y honestidad que habitualmente se pregona. Sin embargo, las declaraciones de los funcionarios respecto del tema, marcan una vez más, el carácter ambiguo de esa forma de hacer política a partir de contradicciones entre el decir y el hacer.

Un caso aleccionador: los ciudadanos de cualquier parte del territorio nacional, debemos aprender que el miedo nos inmoviliza y da lugar al autoritarismo vía la impunidad, que pan para hoy es hambre para mañana, que la felicidad no existe si no es de todos, que los cambios están en nuestros corazones y nuestras manos, que la movilización y la denuncia son derechos, que la participación es un deber y que la justicia es libertad.

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