Los medios y Lula
El presidente de Brasil, Inacio Lula da Silva Crédito: un.org
Dossier
Prensa UTPBA
21 de enero de 2004
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Los medios y Lula

Al menos por ahora, sólo por ahora, no se puede decir que los Grupos de Comunicación en general se hayan ensañado con el brasileño, aunque ya antes de su asunción ponían empeño en marcarle límites. “Con la economía y las finanzas no se juega; con lo demás, lo que quieras”, pareciera ser el mensaje.

Y ese es el límite para un presidente que los Grupos de Comunicación caricaturizan como un izquierdista domesticado.

Puede preocuparse por el Medio Ambiente y entregar el Ministerio a una ambientalista alfabetizada en la adolescencia. Puede poner las políticas culturales en manos de un músico popular y hasta las Relaciones Exteriores (con una Cancillería bicéfala) a las órdenes de dos hombres orgullosos de la independencia política.

Hasta puede hacer los mil malabares para poner en marcha un programa tendiente a movilizar a la sociedad civil en procura de erradicar el hambre o la mala alimentación que padecen 46 millones de seres humanos.

Todo eso es aplaudido por los Grupos de Comunicación, que resaltan sus nueve dedos, la popularidad de su esposa Marisa, su origen de obrero metalúrgico, y hasta su encarcelamiento durante la dictadura. Los mismos que celebran su poco apego al protocolo.

Pero “Ellos” le advirtieron, y le advierten a diario “que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca”. El Banco Central en manos de un banquero global, la cartera de Hacienda en manos de un moderado tan moderado que parece copia de su antecesor. Aplausos de los Grupos de Comunicación por ser un estadista “responsable y serio”.

El Hambre Cero está bien, pero cuidadito con olvidarse del superavit fiscal, que con la deuda no se juega, advierten “Ellos”, para quienes entre el hambre y la deuda, la elección es clara.

¿Hasta cuándo puede perdurar esa dualidad? Hasta que se vea obligado a demostrar que es o la caricatura que se presenta de él, o que es lo que millones (no sólo en Brasil) soñaron y esperan que sea.

Será entonces cuando la dualidad informativa habrá terminado, porque habrá terminado la dualidad política, para uno u otro lado, para dar paso al sinceramiento de la batalla ideológica. Y será el momento en que Luiz Inácio Lula da Silva, para los Grupos de Comunicación, será definitivamente “un estadista”, o comenzará a ser un dictador que se opone al libre mercado.

No hay opciones.

Por Alejandro Pairone, periodista corresponsal extranjero, especial para el Observatorio-UTPBA.

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