
Los desafíos de la cadena de girasol argentina
Para Ingaramo, que también es miembro de la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR), esta oleaginosa tiene mucho potencial en nuestro país. La baja de costos, el desarrollo de nuevas tecnologías y la promoción del consumo de los productos derivados son los tres ejes por los que debe transitar la recuperación del cultivo en Argentina.
“Hoy existe una producción muy desigual en materia de rindes”, dijo Ingaramo. El promedio de la última campaña fue de 16.1 qq/ha mientras que el rinde normal es de 18 a 19 qq/ha. Sin embargo, con la adopción de tecnología y la disminución de costos de producción, se puede reestablecer el protagonismo del cultivo.
El desafío de producir más
Frente a la posibilidad de un incremento sustantivo de la producción de girasol en Argentina, Ingaramo sostuvo que el riesgo más grande que podemos tener es que, justamente, como somos primeros exportadores a nivel mundial, el aumento de la oferta baje los precios.
“De todos modos habría que estimular la baja de costos de la producción para que eso sea perfectamente compatible con precios más bajos o quizá con una menor prima del girasol en relación a los demás aceites. Hoy, la prima del girasol sobre soja está en 10-15%. En el caso de un aumento sustantivo de la producción, toda se exportaría, con lo cual el mercado mundial tendría una oferta adicional de aceite muy importante y eso reduciría el precio”, expresó el economista y agregó que “no debemos olvidar que el mercado mundial de girasol está compuesto por 2,5 millones de aceite. Si la Argentina moliera 3,5 millones de toneladas más, tranquilamente podríamos tener 1,5 millón de toneladas de aceite adicional, con lo cual habría que estimular la demanda o soportar un precio más bajo”.
“De todos modos hoy estamos lejos de que esto suceda. Con el tiempo puede ser que el mercado siga progresando. El aceite de girasol es para un mercado de alto poder adquisitivo por sus características diferenciales de otros aceites: es un producto limpio, transparente, no tiene olor, no cambia el gusto en las comidas, es un antioxidante y hasta se puede usar varias veces. La posibilidad de incrementar fuertemente la oferta implicaría estimular la demanda para que la absorbiera sin cambios sustantivos en los precios”, dijo Ingaramo.
El papel de las tecnologías
“Con las tecnologías actuales los rindes de girasol son variables, más variables que en otros cultivos. No ha habido un avance en biotecnología como en la soja. Hoy la soja es un cultivo mucho más rentable y competitivo; por este motivo se ha ido llevando superficie girasolera”, expresó Jorge Ingaramo para agregar que el segundo desafío que tiene el girasol es conseguir una relación ingresos-costos más estable, más previsible y competitiva.
“Hay que estimular la demanda internacional mediante mecanismos promocionales y buscar nuevos mercados”, expresó Ingaramo. “Un desafío que enfrentan todos los cultivos son los subsidios y las restricciones de entrada a los mercados desarrollados y no desarrollados, también. Todos los países quieren sustituir importaciones. La mayoría quiere comprar grano o semilla e industrializarlos por cuenta propia”, agregó.
Argentina tiene la mitad del mercado mundial. Es un proveedor altamente significativo y siempre lo ha sido, tanto en aceite, en harina y en semilla. “El problema es manejar la oferta o en todo caso diferenciar el producto”, expresó el especialista.
En este sentido, Ingaramo sugirió la necesidad de analizar la conveniencia de desarrollar producciones diferenciadas: alto oleico o medio oleico. “La diferenciación del producto puede ser una alternativa. Argentina no ha hecho mucho en ese sentido. Pero Estados Unidos, por ejemplo, ha desarrollado el medio oleico que se comercializa con marca propia y precios diferentes”.
La marca país
“La Asociación Argentina de Girasol tiene la idea de desarrollar una especie de marca país que ayude a todo lo que tiene que ver con las empresas y la cancillería argentina, en la búsqueda de combatir el proteccionismo, abrir nuevos mercados y mantener otros”, comentó Ingaramo.
“Del lado del mercado interno estamos desarrollando todo un área de usos, queremos estar más cerca del consumidor y que éste nos permita promover las virtudes del aceite de girasol para que volvamos a consumir como lo hacíamos antes. También promovemos el uso de la harina proteica en la alimentación animal”, detalló el economista.
“Estamos trabajando fuertemente en investigación tranqueras adentro de manera de hacer que el girasol vuelva a ser elegido por los productores. El promedio país está un 25% por debajo del rendimiento normal de los productores de punta. Si todos los productores del país adoptaran las mejores tecnologías tendríamos una suba de un tercio de la producción”, concluyó Ingaramo.
Fuente: Asociación Argentina de Girasol-E-mail: asagir@asagir.org.ar